Cáceres contará dentro de un año con la denominada Casa de la Iglesia, es decir, un edificio de amplias dimensiones capaz de albergar en su interior todas las instituciones eclesiásticas, actualmente dispersas por distintos locales de la ciudad, y algunos servicios de la diócesis. Este nuevo proyecto tendrá como sede un recinto histórico-artístico, el palacio de Galarza, levantado en el siglo XVI y adquirido por el Obispado de Coria-Cáceres a la congregación religiosa de las Damas Apostólicas, que lo utilizaron como colegio hasta hace algunos años.

Situado en la calle General Ezponda, junto a la plaza de la Concepción, el palacio se está rehabilitando con fondos propios del obispado. "Es un trabajo difícil que exige mucho tiempo. Al tratarse de un recinto artístico, cualquier modificación necesita el permiso previo de las instituciones y esto ralentiza el proyecto. Además, cada dependencia es una obra de artesanía y presenta una problemática distinta", explica Severiano Rosado, vicario de Asuntos Económicos. Pese a todo, las actuaciones estarán listas a mediados del próximo año.

TRES PLANTAS Y CLAUSTRO

El palacio, de estilo plateresco, dispone de tres plantas con una superficie de 200 metros cuadrados cada una. Destaca el patio, con un bello claustro que embellece todo el recinto.

La Casa de la Iglesia albergará instituciones como Cáritas, Acción Católica, grupos diocesanos... Algunos servicios del Palacio Episcopal (Secretaría General, Vicaría General, Vicaría de Pastoral, Vicaría de Asuntos Económicos, Tribunal Eclesiástico, librería y archivo, delegaciones diocesanas...) también se trasladarán a Galarza, aunque todavía no se ha decidido cuáles. La residencia del obispo no cambiará de ubicación.

En cuanto a su historia, el obispo Galarza construyó este palacio en el siglo XVI. También edificó el seminario viejo, donde actualmente se levanta el párking del mismo nombre. Algunas portadas de este seminario aún pueden contemplarse en el Palacio Episcopal (acceso por el adarve) y en la entrada de la diputación.

El palacio de Galarza se utilizó en principio para los servicios del obispado, pero pasó por muchas vicisitudes, entre ellas la Desamortización de Mendizábal. Durante la guerra civil varias familias ocuparon las estancias y se convirtió en una especie de patio de vecinos. Las Damas Apostólicas adquirieron el edificio para habilitar un colegio, que ha permanecido abierto hasta hace una década (los profesores formaron una cooperativa y crearon el centro Giner de los Ríos en Moctezuma). Finalmente, el obispado recuperó de nuevo el palacio.