Desde ayer Cáceres cuenta con un invernadero tropical que alberga cerca de un millar de especies arbóreas y plantas de los cinco continentes. Se trata de la estufa fría del parque del Príncipe, que abrió ayer al público tras más de quince años cerrada; escenifica el clima de una selva húmeda y es uno de los pocos del país y el de mayor biodiversidad de toda la región.

El edificio del jardín botánico se construyó en 1995 pero ha sido restaurado y puesto a punto para convertirlo en un lugar de referencia para el turismo en la ciudad. La actuación, llevada a cabo por la empresa adjudicataria Daro Royo, ha costado 200.000 euros con cargo al segundo Plan E. Las obras han durado algo más de cinco meses y han supuesto la incorporación de las infraestructuras básicas como nuevos viales, iluminación, señalética, climatización y sistema de riego automatizado.

PARAISO VERDE "El cien por cien de las especies son tropicales, aquí se intenta recrear su ambiente para que puedan sobrevivir", explicó el jefe de la sección de Parques y Jardines, Miguel Durán. En los más de 500 metros cuadrados que mide el invernadero se pueden encontrar plantas carnívoras, un lago con plantas acuáticas, epifitas (una especie que vive en el aire sobre soportes inertes), helechos arbóreos prehistóricos (son gigantes y tienen millones de años), orquídeas, bananeras de Colombia, strelitzias o aves el paraíso, ficus, malamadre o la costilla de Adán, aralias, un pequeño desierto con cáctus, mosteras, papiros, begonias, colios...

"Está tan bonito que parece de mentira", dijo ayer la alcaldesa, Carmen Heras, durante su inauguración. Y razón no le faltaba. Un paseo por la estufa fría es como transportarse a la selva húmeda en pleno centro de Cáceres. No solo por el color y las especies verdes sino por el clima, que tiene un 90% de humedad que se consigue con un sistema de gotas de agua que se evaporan para conseguir que la temperatura esté entre los 5 y los 30 grados, justo lo que necesitan las plantas.

Las más de 700 especies que forman este jardín botánico se han ido consiguiendo por donaciones particulares o de otros invernaderos del país. El responsable de que Cáceres pueda tener hoy una colección de estas características fue el antiguo rjefe de la sección de Parques y Jardines, Diosdado Simón. El logró que se construyera el actual edificio de la estufa fría a mediados de los 90, coincidiendo con la reforma del parque del Príncipe y aglutinó allí especies muy diferentes a las que se pueden encontrar en el resto de Cáceres.

El ayuntamiento quiere ahora recuperar el aula medioambiental para realizar visitas didácticas con los escolares. Más adelante se incorporará también parte de la fauna propia del trópico como aves y anfibios. Hasta entonces los cacereños pueden ya visitar la flora de Asia, Europa, Africa, América y Oceanía sin moverse del centro de la ciudad.