En paralelo a los cierres decretados por la Audiencia Provincial en La Madrila hay otras preguntas con respuesta: ¿Qué hacen otras ciudades para evitar que un local de copas pueda saltarse la ley y causar ruido? Tras la clausura de ocho bares, ¿qué pasará con los alquileres? ¿Han dejado de pagar los hosteleros sus rentas? A estas cuestiones y algunas más también se da una contestación.

1.- Granada, locales conectados con una central

En el 2009, el ayuntamiento puso en marcha el proyecto Jericó, o lo que es lo mismo, la implantación obligatoria en pubs, discotecas, restaurantes u otro tipo de establecimientos de un sistema que permite vigilar de forma telemática sus niveles sonoros. Los equipos de música envían datos por módem a una central. En caso de que sobrepasen los decibelios permitidos, reciben la visita de la policía para comprobar qué está ocurriendo. Así se puede comprobar si la denuncia telefónica de un vecino es cierta. Cuando se puso en marcha el sistema, que debían costear los propios establecimientos con alrededor de 2.000 euros, se calculaba que llegaría a más de 400 locales.

2.- El pago de alquileres en La Madrila se mantiene

A la espera de lo que decida el juzgado tras la petición de abogados de establecimientos ya reformados para que se realicen nuevas mediciones de ruido, el pago de alquileres, como el caso de locales como Pasadena Copas, no ha dejado de realizarse. Así lo afirmó ayer Miguel Angel Bravo, copropietario, que quiere que los controles en su establecimiento se realicen cuanto antes, aunque debe ser el juzgado el que lo ordene para que se pueda levantar la medida cautelar de cierre. Además, se da la circunstancia de que unos bares han realizado reformas y otros no, lo que hace que cada caso tenga que estudiarse por separado. Sobre algunos pesan, además, denuncias por incumplimiento de horarios.

3.- Barcelona, pionera en combinar los GPS y limitadores

En esta provincia catalana se ha puesto en marcha un sistema para detectar el ruido excesivo en los bares. Junto a los limitadores acústicos, se les colocó a los dispositivos externos un sistema GPS que permitía que la información llegara directamente a los municipios, donde inmediatamente eran sometidos a una evaluación.