En Cáceres aterrizaron aviones de pasajeros y aparatos militares, pero de eso hace ya muchos años, décadas... Pese a los sucesivos intentos por tener una instalación aérea que permitiera unir la ciudad con el resto de España, y establecer un flujo más o menos regular de viajeros y mercancías, ninguno ha fructificado. A día de hoy ni siquiera existe la posibilidad de que aterricen avionetas en algún punto próximo a Cáceres, convertida en una de las pocas ciudades europeas de 100.000 habitantes sin infraestructura aérea. Es incluso una excepción en España al carecer de campo de vuelo, cuando en todo el país hay más de cien.

Durante décadas, todas las aspiraciones se centraron en el Campo de Aviación, un llano a 3 kilómetros a sur, de unos 1.000 metros de ancho por otros tantos de largo. Fue allí donde los cacereños tuvieron su primera experiencia aérea colectiva, recogida por las crónicas. Lo relata Germán Sellers de Paz en su libro Cáceres visto por un periodista , y Hortensia Méndez en su artículo Historia y presente del aeródromo de Cáceres . Ocurrió en la Feria de Mayo de 1912, y luego en la de 1913, cuando el francés Henry Tisier voló con su monoplano hasta 800 metros de altura y a cien kilómetros por hora.

Primeros pilotos

En junio de 1912 también se lució sobre el campo de aviación Benito Loygorri Pimentel, primer piloto titulado en España por la escuela de Mourmelon en Francia, con un Sommer . En agosto de 1913, en vuelo directo desde París con el objetivo de ganar la copa Pomery , aterrizó en Cáceres el piloto Gilbert con su monoplano Morán , agasajado con un gran recibimiento en el casino. En febrero de 1918, Juan Vitórica Casuco llegó a la ciudad pilotando su avión en campaña electoral, y un año más tarde volvió con motivo de la visita de la infanta Isabel La Chata .

En 1920 se produjo un auténtico espectáculo: varias avionetas que daban la vuelta a España aterrizaron en el Campo de Aviación, atrayendo a centenares de ciudadanos. La cámara de Eulogio Blasco lo inmortalizó.

La gran esperanza llegó en 1923. La Compañía Peninsular de Comunicaciones Aéreas dirigió una carta al ayuntamiento para hacerle partícipe de su proyecto de unir Génova y Lisboa por línea aérea (pasajeros y mercancías), con escalas en Niza, Barcelona, Castellón, Valencia, Madrid, Talavera de la Reina, Cáceres y Valencia de Alcántara. El 8 de junio de 1923, el gobierno municipal declaró de interés público el Campo de Aviación.

En 1925, siendo alcalde Antonio Silva, se amplió la superficie inicial en cinco hectáreas y en febrero de 1927 se cedieron los terrenos al Ministerio de la Guerra para que habilitase un aeródromo, ya que los fondos del consistorio no permitían abordarlo.

El Capitán de Aviación se desplazó a Cáceres y elogió las condiciones del campo, anunciando que pronto llegaría el material para instalar barracones, hangares y depósitos. Días después, según recoge el semanario Cáceres , los editores del Michelín tomaron datos a fin de incluirlo en su mapa.

Poco antes, en 1924, el Ministerio de Industria había concedido un permiso a Juan José Luque para abrir una línea aérea entre Madrid y Cáceres, pero nada más se supo de aquella aventura.

La inauguración

Y así fue como en la II República, el jefe de las Fuerzas Aéreas Españolas, Hidalgo de Cisneros y López Montenegro, de orígenes cacereños, inauguró el aeródromo con dos escuadrillas Breguet-19 de Getafe. En sus memorias relata el interés del alcalde por la nueva instalación, frente al desprecio de las clases acomodadas.

En 1927, el Ministerio de Trabajo sacó a subasta la explotación de la línea Madrid-Lisboa, y el alcalde de Cáceres, Arturo Aranguren, solicitó al Gobierno que tuviera en cuenta las aspiraciones de Cáceres como escala, al disponer ya de infraestructura.

En este periodo llegaron tres escuadrillas del grupo de reconocimiento de aviación de Getafe. Iban camino de Lisboa, pero no escatimaron en acrobacias para impresionar a los cacereños, que acudieron por miles al campo.

También por entonces se produjo la primera experiencia importante, pero efímera. La Unión Aérea Española solicitó en junio de 1927 poder realizar escala en Cáceres, y para ello pidió la instalación de unos depósitos de benzol junto al Campo de Aviación, información meteorológica, y el encendido de una hoguera que permitiera conocer la dirección del viento. Se puso entonces a su servicio la información del Observatorio de la Cuesta de la Compañía, y se le comunicó que podía orientarse con los humos procedentes de los hornos de cal y de las chimeneas de las minas de Aldea Moret. En otoño de ese año, la escala se hizo realidad.

Sin embargo, Cáceres seguía sin ser parada fija de las líneas comerciales. Había una razón: se trataba de un aeródromo gestado por el Ministerio de Guerra, y por tanto militar. En 1929, el ayuntamiento se movilizó y obtuvo el permiso para que pudiesen aterrizar compañías civiles, eso sí, "cuando se estime existe número suficiente de viajeros, mercancías o correo con destino a Cáceres", rezaba el escrito.

En 1935 se intentó dar nueva vida al campo. Tras varias gestiones, se desvió la carretera para ampliarlo por el este, de ahí el arco que realiza la N-630. Y por fin, en 1936, la ciudad sí contó con una línea de viajeros. Fue incluso escala de la línea Vitoria-Salamanca-Cáceres-Sevilla-Tetuán. No obstante, en noviembre de 1937 los vuelos se suspendieron porque los aparatos no podían despegar debido al estado del terreno por las lluvias. La principal actividad del campo era ya militar, en plena contienda.

Reunión con Iberia

El alcalde, Maderal Vaquero, viajó a Salamanca para reunirse con la representación de Iberia y de la División Aérea. La respuesta fue que había que reformar el campo, y así se hizo, esta vez con la ayuda de distintos organismos cacereños interesados en el proyecto. De hecho, a principios de 1938 las mejoras estaban terminadas, pero las líneas aéreas no volvieron a llegar, y no lo harían nunca más. En cambio, la aviación militar tuvo una presencia muy activa desde 1936.

Y tanto. El 26 de agosto de ese año aterrizó el avión militar del general Franco para establecer su cuartel general en Cáceres. Días antes, con la Guerra Civil ya iniciada, habían comenzado a llegar aparatos al campo, se reparaban, se armaban y se instalaban los primeros polvorines con las bombas que se arrojarían en los frentes de Extremadura, Toledo y Madrid. Durante la contienda hubo incluso una escuela de pilotos y fue uno de los aeródromos de mayor actividad del centro de España, base de bombarderos y cazas, que en algunas ocasiones portaban tanto alimentos como ejemplares de EL PERIODICO EXTREMADURA, con información de las operaciones del Ejército Nacional, destinadas a la capital de España y al frente de Madrid, a modo de 'amistosos' bombardeos, según relata Germán Sellers de Paz.

El Campo de Aviación de Cáceres fue incluso base de la Legión Condor, cuya plana mayor ocupó los castillos de las Arguijuelas, con sus modelos He-51 , He-111 , Ju-52/3M , Do-17 y Bf-109 . También hubo aparatos de la Aviación Legionaria italiana, como los cazas Fiat-Chirri , según explica Joaquín Guerra, presidente de la Asociación Nacional Experimental de Aviación.

Sin embargo, tras la guerra, el campo comenzó a perder actividad. En los años 40 y 50 mantuvo un destacamento militar, en los 60 hubo incluso alguna mejora, pero al final solo conservaba un retén con un brigada y varios soldados, y en los 70 se abandonó. Tomaron entonces el relevo los primeros aficionados al areomodelismo y al ala delta, entre ellos el propio Joaquín Guerra, un pionero en estas lides. Nació el Club de Vuelo Libre Lilienthal y después el Club de Vuelo Extremadura, dedicado a los ultraligeros, que utilizaron el Campo de Aviación desde 1983 y que motivaron la reapertura del viejo hangar. En 1986 se celebró el campeonato nacional.

Con el traslado de la Feria de Mayo a este entorno, el antiguo campo dio por acabado su pasado aéreo. Todos los ultraligeros se desplazaron a La Cervera, donde se abrió un campo de vuelo con escuela. Aun así, todavía hoy se mantienen algunas actividades: los pilotos de paramotor utilizan el terreno para aterrizajes y despegues, y algunos aeromodelistas lo consideran adecuado para disfrutar de sus aparatos, algunos idénticos a los que hace muchos años tomaron tierra en el mismo lugar.

Cinco aeropuertos

En definitiva, los proyectos aéreos de Cáceres nunca han despegado ni en éste ni en otro emplazamiento. Desde 1975 se han proyectado aeropuertos hasta en cinco ocasiones, la última en 2006, cuando se llegó a anunciar una terminal internacional. A día de hoy, las fundaciones Cáceres Capital y Valhondo-Calaff están gestando un aeródromo en la carretera de Malpartida, pendiente de encontrar financiación.