Mercedes Calles (Cáceres 1915-Madrid 2001), mecenas de la ciudad donde nació, hubiera recibido con orgullo la medalla que el ayuntamiento cacereño ha concedido a la fundación que lleva su nombre, abierta desde el año 2006 en la casa-palacio de los Becerra en la plaza de San Jorge.

Este reconocimiento, que se entregará durante el próximo mes de noviembre, vuelve a poner en valor la trayectoria de una mujer adelantada a su época y de la que hoy Cáceres puede presumir gracias a un legado que ha servido para promover una intensa actividad cultural y artística en la fundación dirigida por Luis Acha.

"Fue una señora de los pies a la cabeza, muy recta y exigente con ella misma", recuerda este responsable, que habla con admiración de la filántropa cacereña tras haberla tenido cerca. Ella puso en sus manos el proyecto que ha dejado ya para siempre su obra en la casa-palacio de los Becerra, sede de la fundación en el corazón de la ciudad monumental.

Y es que Mercedes Calles se ganó el cariño de todos los que la conocieron empezando por su imagen, faceta que cultivó con detalle hasta asumir responsabilidades que le llegaron muy pronto. "Marcaba la moda y cuando llegó a la mayoría de edad, fue ella quien empezó a administrar sus bienes", señala Acha a modo de recordatorio.

En una sociedad eminentemente de hombres supo dar pasos que dejaron, de una manera discreta y silenciosa, una huella imborrable en el campo de la beneficencia. Su preocupación social le llevó a curar heridas en la guerra civil donde ayudó como enfermera o a participar en otras acciones para los más necesitados.

En la parte antigua

Resulta significativo que no quisiera reconocimientos ni tampoco que se constituyera una fundación con ella en vida, proyecto que se hizo realidad cinco años después de su muerte con la rehabilitación de uno de los edificios mejor ubicados en la ciudad monumental. "Nuestro mérito es hacer lo que ella quería que hiciéramos", apuntan desde la fundación, aludiendo a sus principales fines, entre ellos, la promoción de la cultura y el desarrollo económico y patrimonial de la capital cacereña.

En la biografía que aparece en la web de la fundación se dice de ella que "quiso que la mayor parte de sus bienes fueran para la ciudad que la vio nacer", recordando que, a lo largo de su vida, "hizo pequeñas y grandes obras de solidaridad con los más necesitados, siempre de forma anónima, y albergó durante muchos años su idea de hacer una fundación que contribuyera al desarrollo integral de Cáceres y, por ende, de Extremadura".

También resalta que Mercedes Calles "puso su ilusión y patrimonio para realizar su gran sueño: la prosperidad de los cacereños a través de la cultura, el entendimiento, la formación, el conocimiento propio y del mundo". Toda una declaración de intenciones.

Las pasiones

Y es que Mercedes Calles también fue una apasionada de los viajes y de la literatura hasta el punto de escribir novelas y poesía. Su recorrido vital no pudo tener mejor compañero. Se casó con Carlos Ballestero, el gran amor de su vida, "una persona extraordinariamente querida por quienes le conocieron", apunta Acha, que compartió las inquietudes de la filántropa cacereña.

Ambos se sentirían hoy dichosos si pudieran asistir a la entrega del primer reconocimiento institucional que recibe la fundación tras haber superado su primer lustro de vida en la capital. "Les hubiera entusiasmado, no por las linsojas sino por el resultado", dice Acha. Será la mejor manera de que Mercedes Calles pueda por fin cumplir su sueño.