Amalia Ruiz y Vicente Ruiz procedían de Linares (Jaén), donde se dedicaban al negocio de la venta de churros. El matrimonio había tenído cuatro hijos: Juana , Lorenzo , Rafael y Vicenta , la pequeña, que fue hija póstuma porque Vicente, su padre, murió muy joven. Vicenta siempre decía que su madre la había traído al mundo debajo de la sartén, y no andaba desencaminada Vicenta porque la familia recorría todas las ferias habidas y por haber de Andalucía y Extremadura vendiendo churros exquisitos a bordo de sus casetas.

Fue en uno de aquellos viajes a la Feria de San Fernando de Cáceres, que Juana, la mayor de los Ruiz, decidió probar suerte en la ciudad con el negocio de los churros después de darse cuenta de que aquí siempre hacía muy buenas ferias. Juana estaba casada con Alfonso Martín , y juntos llegaron a la capital para quedarse definitivamente en ella en los años 50, después de solicitar al ayuntamiento la instalación de un quiosco de madera en el Camino Llano, una zona conocida entonces como las afueras de Carrasco. Vivían por allí José Antonio Bravo , y su mujer, Elisa , que tenían una tienda de comestibles, Antonio Luceño y Agus , su señora, Catalina y su marido, Juan Antonio , que trabajaba en Renfe, o Napoleón , que tenía su casa por encima de la señora Fermina .

En Camino Llano abundaban las cocheras, entraban los autobuses y también había talleres, de manera que era un lugar de paso, tremendamente concurrido en el que el quiosco de los Ruiz triunfó porque entonces no abundaban las churrerías en la ciudad.

La llegada de Juana a Cáceres animó al resto de sus hermanos a seguir su estela. Así que el siguiente en llegar fue Rafael, casado con Manola , que decidió probar suerte en el arandel de San José, en un negocio que fue el inicio de una churrería que ahora está situada muy cerca de la plaza de toros. Luego vino Lorenzo, casado con Encarna , que montaron la Chocolatería Ruiz, que estuvo situada al final de los soportales de la plaza Mayor.

Vicenta fue la última en llegar a Cáceres, lo hizo con su madre y con tan solo 15 años se puso a trabajar con su hermana Juana. Aquí conoció Vicenta a Paco Blázquez , que ese sí era cacereño: hijo de Toribio y de Manuela , y que además de Paco tuvieron otros dos hijos: Carmen , la mayor, y Valentín , el mediano. Vivían los Blázquez en una casa del Camino LLano, de dos habitaciones y un baño comunitario, como era tradicional en el Cáceres de aquellos años. No tardó Paco, de profesión guardia civil, en enamorarse de Vicenta, con la que contrajo matrimonio un 14 de octubre de 1962.

El Parador

En 1965 el ayuntamiento le comunicó a Juana Ruiz que tenía que abandonar el quiosco del Camino Llano. Entonces, un poco más arriba y en la misma plaza Marrón, había un local que durante años había ocupado una carbonería y que se encontraba cerrado. Así que no tardó Juana en alquilar aquel negocio, del que muy pronto se encargaría su hermana Vicenta porque Juana también había solicitado al ayuntamiento la instalación de otro quiosco, inolvidable, de chapa verde, en el Parador del Carmen. De modo que Juana traspasó la churrería a su hermana Vicenta y se marchó al Parador.

Era entonces el Parador del Carmen todo un centro logístico. Allí paraban los autobuses, podían guardarse animales en sus cuadras, tenía posada y a su alrededor florecieron muchos negocios como el taller de Joaquín , el Bar Aviación, Juanito, El Chochero , con su carrillo, y al lado la casa de maquinaria agrícola Ajuria, la carbonería de Macario , las cocheras de Carrión y en la esquina el Bar El Globo, que luego fue Siro Gay. Al lado del parador del Carmen hubo un chalet muy bonito de los Manzano , era de estilo francés y disponía de unas torres en las que anidaban las cigüeñas. Enfrente, el Fielato, los almacenes Blázquez, el almacén de los Morales , que se quemó, los Sobrinos de Gabino Díez , Candela Palomar , Patricio Fernández y Cia , la cafetería Delicias, el Joyce, el Montero, El Barbero, y tantos más.

La vida seguía y en la plaza Marrón prosperaba la churrería de Vicenta Ruiz, madre de cinco hijos: Juan Manuel , Vicente , Maite , Francisco José e Iluminada . El negocio de Vicenta compatibilizó durante un tiempo la elaboración de churros con las patatas fritas y en una ocasión, por encargo, llegaron a preparar nada menos que 10.000 churros. Hoy, la churrería es propiedad de uno de los hijos de Vicenta: Juan Manuel. Abren a las 04.30 y cierran a las doce del mediodía los siete días de la semana, preparan churros para los hospitales, las cafeterías y para la clientela, siempre con amabilidad y dedicación.

Y sin olvidar sus orígenes, aquellos que desde Linares y tras recorrer las ferias de Andalucía y Extremadura, les hicieron recalar en Cáceres, la ciudad donde abrieron su primer quiosco y donde se expandieron. La ciudad donde la bella Vicenta Ruiz llegó con tan solo 15 años, donde se casó con Paco Blázquez, crió a sus cinco hijos y donde logró, gracias a su esfuerzo, sacrificio y profunda dedicación, convertir su churrería en un indiscutible referente.