Se ha criado toda la vida en casas-cuarteles rodeada, como ella dice, de uniformes verdes. Su abuelo fue Guardia Civil y su padre aún ejerce de ello. María Jesús Pascual acaba de ascender a comandante de la Guardia Civil, puesto que desarrollará en Cáceres. Es una de las 12 mujeres del Cuerpo con esta categoría. Aún en mitad de su incorporación, ayer recibía a este diario en un despacho que todavía no le ha dado tiempo a decorar, no para de tener reuniones, presentaciones,... Pero ella, asegura, llega con mucha ilusión.

--Se incorpora a la jefatura de Personal y Apoyo, ¿en qué consistirá su trabajo?

--Las comandancias se definen como la unidad territorial fundamental y la encargada de llevar a cabo en su demarcación las misiones que las distintas disposiciones encomiendan al Cuerpo de la Guardia Civil. Desde la Jefatura de Personal y Apoyo se contribuye al cumplimiento de estas misiones a través del mando, dirección, gestión, coordinación y control de todos los servicios de logística a nivel provincial.

--¿Qué impresión tiene de la comandancia de Cáceres?

--Ha obtenido en el último año unos resultados extraordinarios, siendo la provincia con el menor número de infracciones penales por habitante. Además, se han realizado más de 2.600 intervenciones en tráfico de estupefacientes y numerosos auxilios en las carreteras y en incendios forestales. Todo ello no se hubiera conseguido si no es con el esfuerzo, el trabajo y la constante entrega de todos los guardias civiles de esta comandancia.

--¿Qué aportará a Cáceres?

--Mi objetivo es siempre el mismo en todos mis destinos: servir a los ciudadanos lo mejor posible y solucionar los problemas de toda mi gente para que puedan realizar el mejor servicio y en las mejores condiciones, con el fin de que la sociedad pueda apoyarse en nosotros para seguir adelante y superar estos momentos difíciles por los que estamos pasando.

--¿Cuántos años lleva en el Cuerpo de la Guardia Civil?

--Ingresé en la Academia General Militar (Zaragoza) en 1997, tras una oposición en la que se valoraban tanto conocimientos teóricos como prácticos, además de inglés y unas exigentes pruebas físicas. Mi primer destino de teniente fue en Cortegana (Huelva), como oficial adjunto. Después ascendí a capitán y me destinaron a Granada, a la Unidad Orgánica de Policía Judicial de Granada. Fui la primera mujer en ocupar este cargo.

--Es una de las pocas comandantes mujeres, ¿cómo la tratan?

--Tratarme me tratan muy bien, pero la Guardia Civil sigue siendo un mundo de hombres. Solo un 7% son mujeres y solo el 3% de los puestos de oficiales son ocupados por una mujer. En mi promoción solo estaba yo.

--Es un ejemplo para las mujeres que forman parte del Cuerpo...

--No lo considero así. Tomé la decisión de ocupar este puesto y aquí estoy.

--¿Cuál ha sido la operación más importante de su carrera?

--Estando al mando de la Unidad Orgánica de Policía Judicial de Granada, en el año 2010, se produjo la muerte de un guardia civil al atropellarlo un vehículo cargado de droga que realizaba un go fast y al que intentaba dar el alto tras haberse dado a la fuga de un control rutinario. Descubrimos que se trataba de una banda organizada internacional radicada en Francia y comenzamos a colaborar estrechamente con las autoridades francesas para poder localizar a los autores y desarticular la banda. Finalmente los identificamos y los detuvimos en Francia, después los extraditamos a España. Aún estamos pendientes del juicio. La muerte de un compañero siempre es muy dura y máxime cuando es en acto de servicio. Deja a una viuda y dos hijos.

--¿Cuándo decidió que quería ser guardia civil?

--Desde muy pequeña lo tenía muy claro, no sé qué hubiera sido si no. Mi abuelo era guardia civil y mi padre también lo es. He residido gran parte de mi vida en casas-cuarteles rodeada de uniformes verdes y ello te hace sentir que formas parte de algo especial.

--¿Le gusta su trabajo?

--Disfruto de cada minuto. Aunque reconozco que exige mucho tiempo y sacrificio.

--¿Conocía Cáceres?

--No. Ahora me he dado cuenta del enorme error que había cometido. La ciudad monumental me tiene realmente cautivada. Me encanta pasear por sus calles y disfrutar de su silencio y de sus monumentos.