Emilio Rey nació en Aguas Vivas. Se casó con María Luisa Corrales , vecina de San Marquino cuya madre trabajó con los Condes de Montenegro y vivió hasta los 108 años. Emilio quiso haber sido torero pero finalmente, al volver del servicio militar en Mataró, se quedó con el célebre bar El Cisne Negro que estaba en General Ezponda, donde en sus orígenes existió una herrería.

Ocho años después, Emilio --al que le iban bien las cosas-- decidió adquirir los bajos del que había sido el Hotel Europa, uno de los establecimientos más señeros de la plaza Mayor, y le puso por nombre El Pato, como homenaje a su hermano Paco, al que en Cáceres todos llamaban El Pato porque tartamudeaba. A la inauguración del hoy emblemático local acudió el obispo Manuel Llopis Ivorra para las correspondientes bendiciones de aquellos bajos donde previamente existió una librería y un departamento de las Apuestas Mutuas del Estado 1x2.

Emilio y María Luisa fueron padres de seis hijos: Concepción y María Luisa , que murieron siendo apenas niñas, Montserrat , Manolo , Antonio y Emilio . La familia vivió primero en General Ezponda, una calle donde estaba el Bar Amador, los futbolines, el bar El Río, el Rialto en la Concepción, El Jaype, el Sugar... En Ezponda convivían el ultramarinos de Aparicio, la frutería de Aquilino y, como no, Almacenes Mendoza, fundados por Eleuterio Mendoza , que en 1941 alquiló un local propiedad de Manuel Rodríguez , que antes había sido un banco. Almacenes Mendoza era una tienda enorme, con sus suelos y mostradores de madera y un taburete altísimo al que algunos empleados tenían que subirse para poder llegar a la caja registradora. El local, en la esquina con Ríos Verdes, ocupaba un lugar privilegiado en aquel General Ezponda que rebosaba de vida y de pujantes negocios: la droguería de Macedo , la farmacia de Arjona , la barbería de Tato (donde luego se abrió El Roji), la dulcería con sus bambas de crema, la joyería Nevado , la librería Sanguino , El Rastro, que era una tienda de los Villegas , La Cueva, o el Hotel Castilla, segundo establecimiento hotelero de Cáceres que obtuvo licencia oficial después del Extremadura.

También estaba en General Ezponda la sastrería de Pepe Santos , un personaje muy popular de la ciudad que en 1963 alquiló a la Fundación Valhondo un local en los bajos del edificio del SEU para abrir su sastrería, que estaba muy cerca de la barbería. La sastrería de Pepe era muy amplia, con una entrada para las visitas, una estancia para la mesa de cortar, otra mesa larga donde se mostraba el género, y un probador muy bonito con unos espejos preciosos. En los talleres había cinco personas: dos aprendices, dos oficialas, un planchador y un botones.

La calle San José

En aquel ambiente comenzaron a prosperar los negocios de la familia Rey, que fijó su residencia en el número 19 de San José, una calle en la que uno de los hijos, Emilio, nacido en 1964, se crió. Allí vivían en el número 1 su amigo José , en el 5 la familia Portillo (famosa saga del mundo del taxi), en el número 9 Emilio Oreja , en el 13 José Sevillano , en el 17 su tía Martina y su tío Emiliano , en el 21 la familia Bernáldez , en el 25 la familia de Andrés Campos , que tenían una droguería, y muchos más.

Emilio inició sus estudios en el colegio de las Damas Apostólicas, donde le dio clase Teodoro Casado . Continuó después en el San Antonio con profesores como el padre Cayetano , el padre Pacífico , don José Antonio , don Angel , don Guillermo o don Antonio Serradilla . Pero Emilio no era buen estudiante y optó por alistarse como voluntario en el servicio militar en los años en que si decidías ingresar antes de tiempo podías elegir destino. Así que Emilio escogió Cáceres porque la pasión por el toro ya rondaba su cabeza y quería aprovechar su estancia en la ciudad para poder entrenar.

La primera vez que Emilio se puso delante de una vaca fue en una fiesta de Santa Marta, patrona de la hostelería, que se celebraba en la finca Las Arenas, de Malpartida de Cáceres, que era de Antonio Bravo , padre de Nano Bravo . A aquella fiesta lo llevó su primo Isidoro y coincidió que Emilio vio a José Luis Franco, 4Franquete con un capote. Le pidió que se lo dejara y los invitados a la fiesta exclamaron: "¡Mirad, que el hijo del Pato quiere ser torero!". Emilio tenía entonces 17 años.

Eran aquellos unos tiempos difíciles para el toreo. Sin presencia de matadores --Morenito y Alviz habían dejado de torear y Sánchez Cáceres estaba en América--, el vacío taurino en la ciudad era grande. Pero Emilio quería cumplir su sueño. En el servicio militar coincidió con Juan Mora , con quien compartía entrenamientos. En el cuartel les daban permisos para salir a entrenar, casi todos ellos por buena conducta, hasta que un día los oficiales le dijeron: "¡Emilio, vamos a tenernos que buscar otra excusa que no sea la de la buena conducta para dejarte salir!".

Juan Mora se preparaba ya para su alternativa y Emilio Rey aprendió mucho del maestro, con quien acudía a la plaza de toros en aquellos comienzos tan duros y tan difíciles. Pero en Cáceres había ganaderías que ayudaban mucho a los toreros noveles: la de doña Emilia Hernández , Nicolás Mateos , Joaquín Bueso , Antonio Zapatero y la de Alconchel de Demetrio Lancho , que fue lo más para Emilio Rey. El sueño llegó finalmente el 18 de marzo de 1989 en Mérida, día en que Emilio Rey tomó la alternativa, una corrida flamenca con El Turronero y El Niño de la Ribera , con carteles de Fernando Botero . La corrida fue de don Luis Albarrán y organizada por una de las mentes empresariales más brillantes del toreo, Diego Bardón , torero, periodista, un hombre polifacético, con José María Manzanares como padrino y Juan Mora como testigo.

Un día de 1991 en Talayuela, a propósito de unas fiestas de San Marcos, hizo una buena tarde. Luego llegarían otras: en Cáceres, Avila, Lugo, Madrid... Pero la carrera era difícil, y aunque a puerta cerrada hacía faenas perfectas, le faltó habérselo creído, quizá porque el máximo enemigo que tuvo Emilio Rey fue él mismo. Así que en 1998, tras una corrida en Brozas colgó los trastes.

Emilio Rey ha sido director de la Escuela Taurina de Cáceres, de la que salieron alumnos como Dani Morales , Emilio de Justo o Jesús Cortés o Yolanda Borrella . Se

casó con María Jesús Núñez Aguilar , hija de Antonio y de Rafaela (él constructor del Casar de Cáceres y ella natural de Arroyo de la Luz). Se conocieron en El Tao y hasta hoy: tienen tres hijos, Emilio , Rafael y María .

La de los Rey ha sido, sin duda, toda una saga en la plaza Mayor. Emilio se quedó con el restaurante El Pato hace 16 años y el pasado 18 de marzo se cumplió el 25 aniversario de su alternativa. Montse llevó la Ferretería Rey en los antiguos Almacenes Mendoza y es profesora de EGB, Manuel regenta el restaurante Cáceres y Antonio lleva La Casa del Fumador, todos ellos negocios implantados en esa plaza Mayor donde creció la que sin duda ha sido una de las sagas empresariales más destacadas de Cáceres, la de Emilio Rey, aquel que recién llegado de la mili en Mataró decidió probar suerte en El Cisne Negro, el bar que brilló en General Ezponda cuando General Ezponda rebosaba negocios, rebosaba vida.