Síguenos en redes sociales:

La ruta jacobea del sur Cáceres, reposo de caminantes

Los peregrinos aceleran el paso

Mil kilómetros a pie en tres meses. Son los datos que acompañan a los peregrinos que cubren la Vía de la Plata entre Sevilla y Santiago, con parada en Cáceres. La proeza registra este año más caminantes

Los peregrinos aceleran el paso

Son las seis de la mañana. La mesa del cacereño Albergue Las Veletas ofrece una deliciosa imagen con pan tierno, mantequilla, mermelada, aceite, tomate, bizcocho casero, bollería, fruta, zumo, café, té, chocolate... Tres peregrinos inician en media hora la siguiente etapa hasta Casar, quizás hasta el embalse de Alcántara. Como ellos, unos 4.000 caminantes recorren cada año la Vía de la Plata, convertida en la ruta jacobea del sur. La mayoría parte de Sevilla a pie o en bicicleta (bicigrinos ) y siguen la vía romana hasta Zamora, donde cogen el Camino Sanabrés que les lleva en 13 jornadas a Santiago. Son 1.000 kilómetros en aproximadamente tres meses de caminata. Al final del primer tercio se sitúa Cáceres, parada decisiva para muchos. La ciudad está notando el incremento de caminantes, el mayor desde la crisis.

Hablar de peregrinos en Cáceres es hacerlo del Albergue Las Veletas, situado en el número 36 de la calle General Margallo, donde antaño funcionó una panadería y la pensión la Salmantina. Está restaurado y regentado por Juani Clemente y su familia desde el año 2007. Allí paran buena parte de los peregrinos que cubren la Vía de la Plata, atraídos por un boca a boca muy favorable a este albergue debido al servicio que ofrece Juani, conocida por muchos caminantes reconfortados con el trato cercano que reciben cuando llegan exhaustos.

Por allí pasan peregrinos de todos los continentes. Este año vuelve a aumentar su número tras un fuerte descenso en los tiempos de crisis. Juani ha contabilizado más de 700 entre enero y octubre. Tiene 40 puestos (camas) y los llena con frecuencia entre caminantes y turistas, incluso se ve obligada a enviarlos a otros hospedajes. "La proporción es de tres extranjeros por cada español y la demanda en general va aumentando, pero poco a poco", matiza.

En Cáceres las piernas llegan ya cansadas después de 300 kilómetros de caminata desde Sevilla. Con frecuencia vienen lesionados, con heridas en los pies e incluso con gripes y constipados que les sobrevienen en las etapas. "Ayer mismo, un hospitalero voluntario tuvo que marcharse de aquí a Madrid y de allí en avión hasta Alemania, a su casa. Estaba enfermo. Hace unos días llegó otra chica con el hombro dislocado por una caída y al final abandonó", relata. Más de uno se retira en Cáceres porque ya no puede seguir, y la misma Juani ha tenido que acompañarlos en alguna ocasión al hospital cuando su estado se agrava.

REPOSO Y BUENA MESA En todo caso, dentro de Las Veletas encuentran acomodo y descanso por 15 euros/noche más 3 euros el desayuno, 8 la comida y otros tantos la cena. Los albergues son los establecimientos preferidos por los peregrinos, aunque algunos duermen en hoteles y otros en pensiones. "Aquí les damos un desayuno contundente para coger fuerzas, y la comida es la misma que preparamos para nosotros: cocido, lentejas, arroz, paella... Sobre todo les gusta la tortilla española y un bacalao con tomate que tengo que reconocer que me sale muy bueno. De cena, una sopa o caldo caliente con filetes o pescado y siempre ensalada", explica Juani. En su mesa nunca falta el vino.

Los caminantes suelen llegan a Cáceres tras dormir en Aldea del Cano, y los más valientes vienen de Alcuéscar en un solo día. En realidad, las etapas dependen de la fuerza de cada cual. Aunque Cáceres no es una parada 'oficial' en algunas rutas, que contemplan la etapa Valdesalor-Casar de Cáceres, el atractivo de la ciudad hace que prefieran parar.

Desde aquí parten hacia Casar de Cáceres porque la siguiente parada, el albergue de la Junta en el embalse de Alcántara, está ya a 33 kilómetros. Los ciclistas hacen etapas más largas que dependen mucho de su puesta a punto. No obstante, el camino hasta Santiago, con 1.000 kilómetros, es un reto que muchos no consiguen y se van dando por satisfechos en Cáceres, Salamanca o Zamora, aunque no reciban 'la Compostela'. Tampoco hay que olvidar que requiere un tiempo (tres meses) y un dinero que no todos tienen.

Los extranjeros suelen estar mejor preparados físicamente, sobre todo los alemanes, los franceses y los orientales (japoneses, chinos, coreanos...). "Vienen hasta con 70 años en adelante y parecen máquinas", explica Juani. Ultimamente, a la habitual frecuencia de europeos (belgas, austriacos...) se unen numerosos canadienses. "En general los extranjeros utilizan ropa y calzado de bastante calidad, y caminan solo con el peso justo. Muchos han completado ya varios caminos", señala.

¿QUE HAY EN LA MOCHILA? El peregrino porta ropa básica, productos de aseo, capa de agua, saco y un pequeño botiquín con algunos fármacos, tijeras, aguja, gasas y poco más. Para el camino se provee de agua, bebidas de sales y frutos secos que le dan el aporte que necesita. La mayor afluencia se produce en primavera, seguida del otoño. Algunos van con la concha de rigor, otros con aderezos vinculados a motivaciones personales, y muchos con la credencial del peregrino, que en Cáceres solo tramitan el Obispado y el propio albergue. Se trata de un documento que el viandante sella en cada etapa.

En invierno inician las caminatas hacia las 6.30. En verano salen a las 4.30 o 5.00 para burlar el calor. Cuando llegan al destino se duchan y toman un almuerzo o cena que les repone. "A veces se acuestan para seguir camino al levantarse, pero si hay lluvia o están muy cansados suelen esperar algún día. En Cáceres aprovechan para visitar la ciudad, incluso se quedan más de una jornada", explica Juani. Respecto a su nivel económico, hay de todo, aunque predominan los peregrinos con posición acomodada. "Unos se hacen los espaguetis en nuestra cocina y otros se marcha a El Figón", revela.

El patrimonio que alberga Cáceres les queda boquiabiertos. "Dicen que es una maravilla y que merece una visita tranquila", señala la hostelera. De hecho, muchos vuelven como turistas junto a familia y amigos.

Devoción, deporte y ver mundo son las tres motivaciones que les llevan a cubrir la Vía de la Plata. Al final la experiencia engancha y muchos prueban otras rutas. Por supuesto la gran mayoría ha realizado el camino de Santiago por la cornisa Cantábrica, "aunque están dejando el norte porque nos cuentan que se

Pulsa para ver más contenido para ti