Con 7 años ayudaba a su padre a recargar las cámaras y a poner carretes mientras su progenitor retrataba las caras de los cacereños el día de su boda. Apolinar Chapa (38 años) --Poli, como todos le conocen en Cáceres-- nació entre objetivos y cuartos oscuros donde se revelaban las fotografías. Su profesión viene heredada de muchos años atrás porque su abuelo también era fotógrafo. "He nacido en una familia de fotógrafos, es lo que visto toda mi vida", señala Poli Chapa.

Con 14 años hizo su primer reportaje de boda y con 23 comenzó a trabajar con su padre en Ragich, el estudio que fundó y que actualmente gestiona Poli (tiene dos tiendas, una en la calle Antonio Silva y otra en Pierre de Coubertain). Estudió un módulo de Formación Profesional de electricidad, pero nunca ejerció de ello porque su vocación estaba tras los flashes. "La fotografía me reporta muchas satisfacciones. Conoces a tus clientes, muchos de los que confiaron en mí para su boda han vuelto para retratar los bautizos y las comuniones de sus hijos", confiesa.

Sus más de tres décadas tras las cámaras le han servido para lograr el título de fotógrafo distinguido que concede la Federación Española de Profesionales de la Fotografía y de la Imagen (Fepfi) y está a punto de conseguir la distinción de maestro fotógrafo --se obtiene con la entrega de fotografías propias y con ellas se van sumando puntos. Se necesitan 30 y tiene 29--.

A estos títulos une ahora su nominación a los Premios Goya de la Fotografía y de la Imagen. Se presentó en la categoría de 'Retrato' y está nominado junto a otros diez profesionales de todo el país. En su imagen ha retratado a una mujer sujetando una cruz y mostrando uno de sus senos. "Es una señora que se siente como Jesucristo. Deja fuera de su vestimenta un pecho que muestra su feminidad", explica el autor. El retrato es una de sus categorías favoritas, junto a los reportajes de boda, comuniones y las fotografías de estudio.

Es la primera vez que presenta una obra a este certamen nacional, paralelo a los Premios Goya del cine español. El concurso nació en 1985, dos años antes que los premios de la gran pantalla. Convocado por la Asociación de Fotógrafos Profesionales de Aragón (AFPA), supone una de las citas más prestigiosas a nivel nacional de la fotografía. El certamen se fallará este sábado en una gala que tendrá lugar en el complejo hostelero El Cachirulo de Zaragoza. Hasta ahora ningún cacereño ha logrado este galardón.

Este año se han presentado 367 trabajos fotográficos --en las categorías de boda, retrato, libre creación e industrial-publicitario-- y 33 audiovisuales. El premio consiste en una estatuilla de bronce, obra del zaragozano Paco Rallo.