El día siguiente a la sesión de investidura de Pedro Sánchez la prensa de tirada nacional titulaba unánimemente que Sánchez había fracasado en su intento de formar gobierno. A ninguno se le ocurrió decir, ni siquiera en la letra pequeña, que el NO de Rajoy conducía a las segundas elecciones ni mucho menos pidieron al PP que se abstuviera por patriotismo y zarandajas parecidas. El jueves día uno la misma prensa, con la misma unanimidad e incluso iguales palabras en titulares y editoriales, aseguraba que el NO de Sánchez abocaba a las terceras elecciones y le pedía la abstención por patriotismo etc. Ni una sola mención al fracaso de un candidato que se ha mostrado incapaz de conseguir el voto de seis diputados o la abstención de once y que ha recibido críticas incluso de quienes han pactado con él al asegurar que no les gustaba y era el candidato menos malo. A mi tanta unanimidad y tanto sesgo no me sorprende pero sí que me escama. En estos tiempos en los que se pide luz y taquígrafos a los políticos, se les exige que sus bolsillos sean de cristal y se quiere saber la razón de cada acto, sería conveniente que alguien nos dijera si detrás de esta unanimidad hay alguna consigna, de dónde procede y qué pretende. En el caso de que la hubiere el origen parece claro, sus pretensiones meridianas y su influencia abrumadora pues hasta algunos de esos pretendidos barones socialistas se han apuntado al tema, aunque no sabemos si se debe a que su ego no está satisfecho con las horas que les dedica su tv regional y necesitan salir en las nacionales, y son tan listos que no necesitan reunir ejecutivas para discutir sus pactos hasta con el diablo que les sienta en su sillón, tan defensores de la libertad de expresión que silencian a quien osa lanzar una opinión contraria a la suya y tan espabilados que nombran a sus cargos por méritos y no a paniaguados. Se supone que, tras auparle a la presidencia, acompañarán a Rajoy en su peregrinar por los juzgados.