La Policía Local investiga el envenenamiento de dos perros en el parque del Príncipe. Los animales ingirieron un ceno de raticida que había sido colocado en la zona central del pulmón verde cacereño (junto al riachuelo), en un espacio muy transitado tanto por personas que pasean con animales como con niños. Según las primeras hipótesis se cree que quien dejara este producto en el suelo buscaba acabar con la vida de los perros que pasaran por allí aquel día.

Ocurrió el miércoles pasado al filo de las seis de la tarde y, gracias a que los dueños de los animales se percataron a tiempo, ha sido posible salvarles la vida. Los propietarios se dieron cuenta de que ambos perros (iban juntos de paseo) tenían los dientes manchados de azul y, sin pensarlo, fueron hacia el centro veterinario más cercano, Doctor Can, situado en la zona de la Madrila.

El veterinario, al ver la sustancia que ambos tenían pegada a los dientes, de un color azul intenso, sospechó enseguida de que podría tratarse de veneno. «Les hicimos vomitar y echaron el cebo que habían ingerido. Tiene unos efectos letales, inhibe los factores de coagulación y produce hemorragias internas. Lo hemos parado porque los tratamos a tiempo, aunque aún tenemos que seguir realizándoles controles para comprobar que todo va bien», explicó a este diario el profesional que les atendió.

Se trata de bloques de color azul intenso que tienen un olor muy atractivo tanto para los roedores como para cualquier animal. Se utilizan normalmente para matar a las ratas, sin embargo se suelen colocar escondidos en zonas poco transitadas y que no sean accesibles a otros animales. Por esta razón se cree que la persona que puso en ese lugar del parque estos cebos buscaba envenenar a los perros que por allí pasean a diario. En la época estival hay muchos.

Los propietarios denunciaron lo ocurrido a la policía, que se personó de inmediato en la clínica veterinaria para realizar un informe. «Nos dijeron que iban a abrir una investigación, dicen que otras veces han localizado al culpable pero que es muy difícil», indica el veterinario.

Se trata del primer caso de envenenamiento denunciado este verano, aunque esta práctica es común en los parques de la ciudad y ya ha sido denunciada en varias ocasiones. En la capital cacereña estos hechos están penados, tal y como establece la Ley 5/2002, de 23 de mayo, de Protección de los Animales de la Comunidad Autónoma de Extremadura; según la cual someter a los animales a cualquier práctica que les pueda producir la muerte se considera una infracción muy grave, lo que llegaría a penarse con una multa que puede llegar hasta 15.025 euros.