En 1954 empezó su andadura el Orfeón Provincial de Cáceres, agrupación que arrancó de la mano de Alfonso Díaz de Bustamante, alcalde de la ciudad entre 1963 y 1977, quien, mediante contactos con el entonces director de la banda municipal, Francisco Cebrián, promovió la formación de una coral en la localidad. Se presentó por primera vez en el consistorio de la ciudad un 23 de abril de 1965, con motivo de la celebración de San Jorge y desde entonces llevan en su haber más de 1000 actuaciones por la región, España y el extranjero. Con su voz han homenajeado a Angelita Capdevielle, el Greco o Santa Teresa entre otros ilustres. En 1988 formaron parte del concierto de Navidad en Belén, San Juan de Acre y Jerusalén. Diez años después fueron a París y en el 2000 hicieron la Misa de Acción de Gracias en la Basílica de San Pedro del Vaticano con motivo de la beatificación del Obispo Manuel González García.
El pasado 1 de agosto, 53 años después y bajo la actual denominación de Orfeón Cacereño (nombre que se le adjudicó en 1980 cuando la coral quedó integrada en la Diputación Provincial de Cáceres), la polifónica ha sido galardonada con la Medalla de Extremadura, la máxima distinción institucional de la región. «Ha sido el reconocimiento a nuestros años de trayectoria. Es una inmensa alegría para todos los componentes de la coral», explica Juan Carlos Bravo, presidente de la formación y parte en la cuerda de tenores. Si bien es la primera vez que reciben este galardón, en 1989 la distinción se otorgó a la Federación Extremeña de Corales de la que forma parte.
Por la agrupación han pasado cuatro directores, quienes han sido los encargados de sacar lo mejor de estas voces, así como de dejar su impronta en el Orfeón. Trinidad León Berdión, a la que describen como «una mujer dinámica y entrañable», dirigió la formación durante 22 años, entre 1969 y 1991, cargo que ocupó tras la época de Francisco Cebrián. León fue profesora del Conservatorio, ocupando las cátedras de Folklore, Piano y Acordeón. También dirigió el Coro del Colegio Donoso Cortés y el de la Universidad Laboral. Por la polifónica han pasado Francisco Rodilla y Kariné Gueyandova hasta llegar a María del Castillo Ventosa, actual batuta de la agrupación. A día de hoy, el Orfeón lo componen 45 miembros, 17 varones, que se dividen en 11 barítonos y 6 tenores, y 22 mujeres, de las cuales 12 son sopranos y 10 contraltos. El grupo se reune los martes y los jueves de 20.00 a 22.00 horas, franja que permite conciliar los trabajos de sus componentes con la actividad musical. Tras pasar por un palacio cercano a la calle Ancha, el Palacio de la Isla y el Complejo San Francisco, en la actualidad ensayan en la Casa de Cultura Rodríguez Moñino, lugar donde preparan las actuaciones que les han valido este premio. «Ninguno de los miembros sabe música, así es que todo es una cuestión de oído. Uno se puede aprender una canción de oído pero un repertorio entero tiene mucho mérito. Además de los ensayos, en su casa estudian la letra y la música», aclara María del Castillo Ventosa, directora de la coral.
La agrupación está siempre abierta a nuevas voces, los interesados pueden contactar con ellos a través del teléfono y el correo que aparece en su web. Además, este año han creado la Federación de Corales y Patrimonio (Fecopa), desde la que van a organizar un concierto en la región junto al resto de polifónicas.
El primero en enterarse de que habían recibido la Medalla de Extremadura fue su presidente, Juan Carlos Bravo. «Me llamo Guillermo Fernández Vara y no me lo podía creer. Sabemos que es muy difícil de conseguir», declara. El pasado año habían presentado un dossier de solitud de la medalla, cuyos proponentes fueron Santos Benítez y Fernando Jiménez Berrocal, cronistas de la ciudad, pero la Comisión no permite sugerencias de personas físicas. Este año se consiguió gracias al patrocinio del Consejo General de Colegios Farmacéuticos de Extremadura y el Colegio Oficial de Médicos de Cáceres «ambos tienen un cachito de la medalla, es suya», agradece Bravo.
El galardón ha sido una gran alegría para todos los miembros del Orfeón Cacereño, quienes tienen en mente hacer una comida de celebración cuando pase la entrega de premios, que se llevará a cabo el 7 de septiembre y para la que la formación tiene algo preparado. «Hay alguna sorpresilla para todos los asistentes al acto», afirma su presidente.