Vivió trece años como un niño normal, iba al colegio, echaba pachangas de fútbol con sus amigos,... Y se levantaba, comía, se aseaba y se acostaba por sí solo, sin necesidad de tener tras de sí una sombra. Hasta que un día, después de un partido de baloncesto, Dimas Viudas (29 años) notó un mareo y se le paralizaron las piernas. Comenzaron a realizarle pruebas médicas y llegó el diagnóstico: sufría ataxia de friedreich, una enfermedad neurodegenerativa que causa un deterioro progresivo del cerebelo y de los ganglios espinales dorsales, lo que provoca una pérdida progresiva de muchas de las funciones necesarias para una autonomía personal, como pérdida de sensibilidad, descoordinación en los movimientos, escoliosis, disfagia, inmunodeficiencia,...

En el caso de Dimas todo fue muy rápido y en cuatro años terminó en una silla de ruedas. No lo aceptó. Pero quizá eso fue lo que le llevó a superarse, porque se negó a no llevar una vida como la que tenía antes, o al menos a intentarlo. Acabó Bachillerato y estudió Educación Social. Se marchó incluso un año a Málaga con una beca. Y se fue solo, aún sabiendo que no sería fácil, pero le ayudó a superar sus miedos. Eso y el apoyo de sus amigos cacereños, sus guías desde que le diagnosticaran la enfermedad. De hecho hasta hace poco tiempo ha continuado saliendo con ellos por las noches y disfrutando de festivales, uno de sus mayores hobbies.

Sin embargo no todo ha sido fácil. La nostalgia por la persona que ha dejado de ser (echa de menos ser independiente) le llevó hace un par de años a sufrir un importante bajón psicológico. Pensó incluso en quitarse la vida. Pero entonces encontró a Alicia, una profesora de Música del Norba que le ayudó a salir de aquella crisis. Le propuso impartir charlas a los alumnos del instituto para compartir su historia. Les cuenta lo que ha vivido y las dificultades que ha encontrado en materia de accesibilidad. En el Norba, por ejemplo, construyeron una rampa cuando él estudiaba de adolescente y en la residencia de Málaga pusieron un ascensor después de que un día se cayera de la silla de ruedas mientras varios de sus compañeros le subían a pulso por las escaleras. «Se viven situaciones muy injustas», asegura. Por eso es muy reivindicativo en este asunto.

De las charlas surgió un nuevo proyecto: un documental sobre su vida, que produce el cacereño Elías Miñana. Y como se manejaba bien con las cámaras Dimas se planteó cumplir su sueño: conocer a Rafa Nadal, su ídolo y un referente para él por sus valores como deportista. Ha grabado un video que le ha enviado al deportista. El mallorquín ha contestado, dejándole la puerta abierta a poder intentar verse en el Open de Madrid. Dimas nunca se rinde.