En una legislatura en el ayuntamiento en la que no hay que resolver sobre la adjudicación del agua, la basura o los autobuses y en la que la resolución del concurso de la zona azul se demora sin que se vea un fin cercano, la licitación más importante que se va a adjudicar es la de la revisión del plan especial. El jueves ya se propuso contratarla con el estudio de Juan Carlos García Fraile.

Pese a que el importe no es elevado en comparación con otras licitaciones, son 207.000 euros para un trabajo a desarrollar en 24 meses, detrás del Plan Especial de Protección y Revitalización del Patrimonio Arquitectónico de la Ciudad de Cáceres está qué se puede hacer y qué no en las 9 hectáreas de la zona monumental que están en la lista del Patrimonio Mundial de la Unesco y en las 60 que la rodean y que forman todo el casco viejo de la ciudad. Este plan decide sobre el futuro del principal recurso que a día de hoy tiene la ciudad: la parte antigua como atracción turística, fin que hay que compaginar con hacerla habitable para no tener un gran museo sin vida.

Parte del éxito o fracaso del plan estará en su transparencia, en que se cuente con todos los implicados. Esto ya está recogido en el pliego técnico del concurso, elaborado por el arquitecto municipal Javier Ruiz, que ha sido jefe del servicio de Urbanismo del ayuntamiento durante los últimos 25 años y conocedor de los avatares que ha tenido el plan especial en vigor desde su aprobación en 1990 y que ahora, 27 años después, por fin se revisa.

En ese apartado del pliego se establece cómo podrá ser esa participación ciudadana, al margen de la que corresponda por los procesos de exposición pública y comunicación. En este punto se establece que una vez redactadas las fases de información, análisis y diagnóstico se podrán mantener por parte del equipo redactor mesas de trabajo con los distintos agentes sociales implicados, en el que caben desde los profesionales (arquitectos, arquitectos técnicos, historiadores, geógrafos...) hasta los empresarios que tienen su negocio en este espacio y los residentes. En relación a estos últimos, en el pliego técnico se precisa que se podrán elaborar una serie de encuestas entre vecinos y ciudadanos para conocer su opinión.

En estos casi 30 años de vigencia del plan especial han sido varias las modificaciones puntuales realizadas, algunas polémicas, como la de Atrio en la plaza de San Mateo o el reajuste de Mira al Río, y otras que aunque han pasado más desapercibidas, como la del centro de interpretación de Helga de Alvear, transforman espacios del casco viejo, en el caso citado es el comprendido entre las calles Pizarro y Camino Llano.

El despacho de profesionales propuesto para la revisión del plan tiene la experiencia de que ya ha trabajado con la situación de la zona cuando redactó el plan integral de la muralla. En unas semanas, cuando se firme el contrato, empezará la actualización de un documento que no estará libre de demoras e interferencias. Está en juego el futuro de la parte antigua.