El ferrocarril llegó a Cáceres en 1881. Lo hizo para sacar los minerales de los yacimientos de Aldea Moret hasta Lisboa vía Valencia de Alcántara. La inauguración de aquel ramal fue tal que acudieron los reyes Alfonso XII de España y Luis I de Portugal. Los raíles se adentraban por fin en la provincia cacereña. Ya lo habían hecho en Badajoz, donde el primer tren llegó en 1863, un proyecto que también había tenido su origen en la industria minera, a raíz del descubrimiento de carbón en el Valle del Guadiato, concretamente en los municipios cordobeses de Bélmez y Espiel.

Según relata Ángel Caballero, presidente de la Asociación de Amigos del Ferrocarril de Extremadura, en realidad Cáceres había iniciado su proyecto ferroviario por el Tajo, una línea que salía de Madrid dirección a Malpartida de Plasencia. Como aún no se había consensuado con Portugal el punto de unión con la línea de Lisboa, en principio se planeó por la zona de Ceclavín (para recoger los fosfatos) hacia el área de Coria y Moraleja, cruzando en este punto la frontera.

DISPUTA ERRÓNEA / Pero Segismundo Moret, hombre de gran peso e impulsor de las minas de Aldea Moret, logró una concesión para enlazar Cáceres con Portugal por Valencia de Alcántara, sacando por allí su producción. «Se generó entonces una disputa educada pero firme entre los defensores de la Ruta de la Plata, la gran transversal del Sur al Norte de España, y los que buscaban el puerto de Lisboa. No se daban cuenta que no era una o la otra, sino la una y la otra», afirma Ángel Caballero.

Afortunadamente también salió adelante la Ruta de la Plata. En 1893 empezó a funcionar el tramo Plasencia Empalme-Hervás (50 kilómetros) y siguieron las obras durante 347 kilómetros hasta llegar en 1896 a Astorga (León). En poco tiempo esta vía enlazó con la de Madrid-Cáceres -Portugal y se formó la Compañía MCP y O (Madrid-Cáceres-Portugal y Oeste), que en 1928 se integró en Renfe.

Hervás recibió al ferrocarril con una gran fiesta, banda de música, tamboriles, fuegos artificiales, campanas y vino para todos, incluso los reclusos de la cárcel de Hervás recibieron una paga extraordinaria. Y es que habían sido muchos los esfuerzos para la apertura del Tren Ruta de la Plata, una línea que benefició muy especialmente al ganado trashumante: en lugar de tardar 32 días en bajar a Extremadura desde Castilla, lo hacía en 48 horas.

Hace tres décadas se apagaron los ecos del Rápido de la 1.30, del Correo de las 12.30... Hervás, con sus vías desmanteladas, representa estos días el fin de una época para la que todavía no existe reemplazo.