Inauguramos el mes de febrero, y el olor de las roscas de anís embriaga el barrio de san Blas, expectante por celebrar un año más las Candelas. Por san Blas, no sólo cigüeñas verás -en contra de lo que sentencia el refrán-; si uno se queda en nuestra ciudad este fin de semana, verá florecer la raigambre popular, el aleteo de las palomas al salir la imagen de la ermita, el fervor de los fieles en el paseo por la ciudad monumental, el color de los mantones, y el peso de los refajos.

Y, aunque veamos la luz de algún teléfono móvil brillar en la faltriquera de una campuza, sentimos como propia la tradición centenaria de esta festividad, sentimos necesaria la fusión del ayer y del hoy, e indispensable la continuidad de la misma.

Por san Blas, no sólo cigüeñas verás -en contra de lo que sentencia el refrán-, y es que, al margen de que no es necesario que llegue el mes de febrero para que regrese el ave en cuestión (bien sabemos que hay muchas que ya no emigran), quien se quede en nuestra ciudad estos días, verá pancartas, verá la acción de todo un colectivo unido por un interés común, y escuchará las reivindicaciones de una ciudad que teme la explotación de una mina de litio que quiebre nuestro entorno, nuestro paisaje, nuestra salud, nuestra montaña. La empresa insiste para que la mina arranque, y la plataforma Salvemos la Montaña no desiste en el empeño de impedirlo.

Por san Blas, no sólo cigüeñas verás -en contra de lo que sentencia el refrán-, verás procesiones religiosas y laicas, verás la pasión de un pueblo, verás la unión por la lucha de lo que sentimos nuestro, y a su vez, verás pañuelos, roscas, refajos y paz, verás la fiesta, aplaudirás el sentimiento y olerás las maravillosas roscas de anís… y bueno, no vamos tampoco a negar el refrán: Por san Blas alguna cigüeña también verás..