El joven arquitecto de 30 años, Adrián Cancho, se hizo hueco en la ciudad que le vio nacer en plena crisis de su gremio (y de algunos más), la construcción.

«He estudiado toda la vida en los Licenciados», cuenta Adrián, que tras finalizar sus estudios de Bachillerato puso rumbo a Sevilla para formarse como arquitecto, aunque terminó la carrera desde su ciudad natal, Cáceres. Al mismo tiempo, el joven hacía prácticas en un estudio de arquitectura hasta que en 2013 finalizó su licenciatura. Ese mismo año le sobrevino la incertidumbre de no saber qué hacer. «Viendo que la construcción no tenía mucho futuro en España», decidió continuar las prácticas en el mismo lugar para ganar experiencia. «Estuve un par de años allí». De forma inesperada, mientras trabajaba duro en las prácticas, le llegó un proyecto de la diputación y fue cuando vio el momento de hacerse autónomo. «Sucedió sobre la marcha, se solaparon unas cosas con otras», relata el arquitecto. Poco después, estuvo seis meses trabajando en el departamento de casas prefabricadas de una empresa de construcción cacereña. Más tarde, decidió buscarse la vida por su cuenta y le dio identidad a su empresa, creó su propio logo. Ahí se dio cuenta de que quería quedarse en casa, en Cáceres. «Aposté por mi ciudad, vivir aquí es más cómodo», expresa Cancho. Por eso, nada más tomar la decisión buscó trabajo y se quedó.

Desde entonces, y colaborando con compañeros del sector, ha redactado proyectos para organismos como la Consejería de Educación de la Junta extremeña y el Colegio de Veterinarios de Cáceres. Actualmente, se están ejecutando las obras de una residencia de mayores de otro proyecto que realizó para el Ayuntamiento de Brozas y expandiéndose a otras regiones. Por su necesidad de movilidad, indica que la mejora de la red de comunicaciones entre las diferentes autonomías resulta obligatoria y además cree que sería clave para «hacer crecer a la ciudad y sus jóvenes».

Adrián afirma que la mayoría de su generación está fuera, aunque tiene compañeros jóvenes que encuentran su lugar en la ciudad. A las generaciones que vienen les aconseja ser persistentes y no caer en el intento. Cancho añade que Cáceres es la ciudad que le dio a él la oportunidad y que hay sitio para nuevos emprendedores, «aunque la ayuda de las instituciones no estaría demás», concluye.