Cuando allá a mediados del XVI, en la tarde del día de la Candelas, los miembros de la cofradía de San Blas el Mozo se disponían a organizar la bajada de la reliquia del santo que tenían los de la cofradía del San Blas el Viejo en la Iglesia de San Juan, no tenían ni idea de que lo que hacían iba a tener tanta repercusión en la ciudad.

En 1612, desaparece la cofradía de San Juan, esa procesión había adquirido tal repercusión, que los de San Blas decidieron potenciar esa tarde como preámbulo a la fiesta del Santo que se celebraba el día siguiente. El hecho había prendido tanto en los cacereños, que dicha tarde fue declarada fiesta local, dicha declaración se mantuvo hasta finales del siglo XX (1985).

Desde el principio fueron tradicionales los cordones del santo, imprescindibles para mantener como es debido la garganta de los capitalinos, y preservarla de todos los males relacionados con ella: afonías, «garrasperas», malas palabras y demás. Los había de todos los colores para satisfacer los gustos de los paisanos.

Como la fiesta no era una cualquiera era necesario venir ataviados con los trajes tradicionales del lugar. Las familias sacaban de sus baúles, todo lo relacionado con la cuestión, mujeres y hombres, niños y niñas, bajaban río Verde abajo, a la laderas de la ermita (afueras de la ciudad) para pasar una tarde de fiesta, de amistad y de bullicio.

Las rocas del santo, son también un signo distintivo de la misma, algún molinero devoto decidió regalar a la cofradía una fanegas de harina, y los cofrades se les ocurrió elaborar unas roscas de anís que comenzaron a vender a los romeros para sacar unos reales que los ayudaran en el mantenimiento de la ermita, comprar aceite, cera y arreglar un poco el camino de bajada.

Este año coincidiendo con su día tradicional, día 2 de febrero, la ciudad tiene la ocasión de volver a revivir esos acontecimientos, hay que animarse a bajar o subir al barrio de San Blas. La parroquia, la asociación de vecinos, la agrupación vecinal de Cáceres y el ayuntamiento harán todo lo posible para que sea ya, no solo la tarde, sino todo un día de convivencia para los cacereños.

Recodamos a la cantidad de pueblos de la provincia y de la región que celebran a este santo tan popular.

¡Todos a San Blas!