Olga tiene cuatro años y sufre una enfermedad rara que afecta a los nervios del cerebro. La pequeña es el único caso diagnosticado en Cáceres hasta la fecha de síndrome de Aicardi-Gouttieres. La enfermedad le afecta a la movilidad y le impide comunicarse con normalidad. Para ello usa un lector de retina que tienen en la sede de Aspace pero solo sirve para sus actividades dentro de la oficina y su precio, que asciende a los 4.000 euros, es una cantidad poco accesible para familias como la de la cacereña. Por suerte, eso cambió desde ayer.

Diecisiete toneladas de tapones se tenido que recaudar para alcanzar 3.800 euros, la cantidad con la que la familia de Olga podrá adquirir un lector de retina para que ella pueda comunicarse con los demás. «Estamos contentos», apuntaba ayer el padre de la niña, Andrés Talavero. «Es muy importante para nosotros, se abre una posiblidad a que ella se pueda comunicar con nosotros y continuar la labor maravillosa que hacen con ella en Aspace», asegura su padre. Ni él ni su madre se separan un segundo de la pequeña Olga.

La iniciativa de la que se beneficia la joven cacereña forma parte de la campaña ‘Tapones para una nueva vida’ que desarrolla la fundación Seur desde hace años en colaboración con Acteco. El acto de entrega del talón a la familia se produjo ayer en la oficina de la empresa de reparto. Al acto de asistió la alcaldesa de Cáceres, Elena Nevado, y la concejala de Asuntos Sociales, Marisa Caldera. En declaraciones, la regidora municipal hizo hincapié en la «solidaridad» de los cacereños y animó a participar en iniciativas para ayudar en casos como el de Olga.

18 piscinas de tapones

El proyecto ‘Tapones para una nueva vida’ nació en 2011. La cacereña es la beneficiaria número 156 del proyecto solidario de Seur en España, la decimosexta en Extremadura y la séptima en Cáceres. Hasta la fecha la fundación ha recaudado en la región para casos como el de Olga 72.981 euros, 35.480 euros en la provincia cacereña. En España ha recaudado 1.090. 000 euros con el intercambio de tapones, una cantidad que equivale a 18 piscinas olímpicas. La fundación incide también en la vertiente ecológica y apunta que con el reciclaje de plástico ahorra al 7.500 toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera.