Este año para Rui Díaz augura alegrías. Él dice que recogerá los frutos de las letras que sembró el anterior. Lo que está claro es que no puede parar de crear. Ahora se atreve con una antología de cuentos que bebe del realismo mágico de Cortázar. El escritor presenta hoy en Psicopompo (plaza Marrón) su nuevo trabajo ‘Las cunas torcidas’. La cita tendrá lugar a las 20.00 horas y será un acto conjunto en el que Ramón J. Soria Breña presentará también ‘Partes de guerra’. Ambos ejemplares han sido editados por De la luna libros. Después de la presentación habrá una charla que moderará el editor Marino González. La entrada es libre.

Rui siempre anda a caballo entre obras más largas y pequeñas historias. La motivación para escribir cuentos no es otra que la necesidad de escribir y la falta de tiempo para darle forma a trabajos más voluminosos. En ese sentido, insiste en que la dificultad de los formatos breves reside en «condensar» las ideas. Ya ha publicado en ese formato anteriormente con El Verano del Cohete pero ‘Las cunas torcidas’ es el primer recopilatorio firmado por él mismo que verá la luz.

En cuanto a la temática, sostiene que el hilo que mantiene todo el libro es la búsqueda de «de la perfección en el caos». «Una de las historias cuenta como un día hay un terremoto y en una vieja tienda de música todos los instrumentos empiezan a vibrar, suena una canción y el pueblo queda maravillado». «Busco un poco de magia en la cotidianidad», apostilla.

Aparte de los cuentos, se encuentra inmerso también en otros proyectos. Este año se publicará su relato premiado en el Felipe Trigo y continúa con su trayectoria en la música. En camino se encuentra el segundo trabajo de Rui Diaz y la banda imposible y prepara un proyecto conjunto con Chloé Bird al que él pone letra y la cantante cacereña compone la música. Como amante de las letras también se declara amante del papel. Anota que «la literatura en sí es algo romántico», apunta que los aficionados a comprar lectura en físico no acusan la llegada del e-book y asegura que ambos formatos pueden convivir. «La base es la educación, educar al lector», concluye.