Después de trabajar 11 años en la venta y reparación de electrodomésticos y electrónica «me he tirado al barro». Son las palabras del cacereño Alberto Álvarez que hace tan solo una semana inauguró Electro Álvarez, un negocio que regenta junto a su pareja.

Tiene 27 años y trabaja desde los 15, etapa en la que le tocó combinar los estudios con su primer empleo. Al principio asistía a su puesto de trabajo por la mañana y por la tarde estudiaba, hasta que le hicieron un contrato a jornada completa y tuvo que «hincar los codos» por la noche. Algo que no le supone problema puesto que afirma, con total seguridad, que nunca dejará de estudiar, ni mucho menos de aprender en su campo. «En este sector es muy importante no abandonar nunca la formación, estar constantemente renovándose», añade.

La idea de emprender siempre le ha rondado la mente, pero hace poco más de un año se convirtió en su objetivo y abandonó su trabajo. «Es muy difícil marcharse de un empleo con contrato fijo». Aunque lo hizo porque era el momento.

Su pareja decidió unirse a la aventura de formar una empresa. Después de un tiempo buscando local encontraron uno que encajaba con lo que querían. Recuerda que anteriormente, hace unos cuarenta años, fue una cochera, después una funeraria, luego una ferretería y finalmente un local vacío y cerrado. Ese fue el elegido, sobre todo por su localización. Está situado en el puente San Francisco, junto a una tienda de muebles. Lo compraron con sus ahorros y lo reformaron por completo, tanto que las obras han tardado un año. El establecimiento de servicio de asistencia técnica está decorado por los dos propietarios, «buscábamos una fachada diferente». Pero lo principal no es el local, sino la finalidad del negocio: reparaciones que abaraten el precio final del producto. «La mayoría de los talleres sustituyen piezas, aquí reparamos lo dañado, así el arreglo de una televisión puede reducirse de 150 euros, que cuesta un módulo electrónico nuevo, a 60». Además de arreglar, Electro Álvarez tiene a la venta e electrodomésticos, accesorios de informática y electrónica.

El joven cuenta que los principios no son fáciles, «mi pareja ha sido la que me ha ayudado a llevar a cabo el proyecto», desvela. Por ello anima a innovar y a emprender en su sector. «Hay que buscarse la vida, clientes y salir a la calle». Lo que Álvarez ha hecho, porque «tenía algunos clientes». Ahora busca ampliar su clientela y también su ciudad, en la que ha decidido quedarse.