El Parkinson sobreviene cuando se produce la pérdida (o degeneración) de neuronas en la llamada sustancia negra, situada en la parte media del cerebro. Esto provoca una falta de dopamina en el organismo, sustancia que transmite la información necesaria para realizar los movimientos con normalidad. La carencia de dopamina hace que el control del movimiento se altere, dando lugar al temblor en reposo o a la rigidez del Parkinson.

No se conoce su causa, pero se considera que podría deberse a una combinación de factores genéticos, medioambientales y derivados del propio envejecimiento. La edad media de inicio está entre los 55-60 años y la prevalencia aumenta a partir de los 60. El 90% de los casos de Párkinson son formas esporádicas, es decir, no se deben a una alteración genética concreta. No obstante, entre el 15% y el 25% de los afectados cuentan con algún pariente que lo ha desarrollado. Respecto a los factores medioambientales, algunos estudios citan como factor de riesgo el consumo a lo largo de los años de agua de pozo o haber estado directamente expuesto a pesticidas y herbicidas.

Los casos de Párkinson crecen no solo por el envejecimiento de la población, también aumentan los más tempranos. En Extremadura, según el estudio publicado hace dos años por el Grupo Park, basado en el consumo de fármacos con Levodopa, las áreas de salud con mayor prevalencia son las de los hospitales de Don Benito-Villanueva, Navalmoral y Coria; y las que menos, las áreas urbanas de Cáceres y Badajoz.