La única española en colarse dentro de la lista de las becas anuales que otorga la fundación Pollock-Krasner de Nueva York es la artista cacereña Ana H. del Amo. «Aún estoy asimilándolo, pese a que ya hace un mes que conozco la noticia», cuenta, si bien no se pudo hacer público hasta hace poco más de una semana. La artista podrá elaborar sus esculturas de manera profesional y así «vivir de ello», expresa.

Una oportunidad que empezó a perseguir hace más de un año. Trayecto en el que ha superado varias fases hasta llegar a la final. La primera fue una evaluación del mérito artístico reconocible. Mediante una carta de recomendación, «difierentes agentes culturales respaldaron mi obra», relata. Después también tuvieron en cuenta la economía y las necesidades de financiación de los artistas, uno de los requisitos principales que exigen, ya que el propósito de la organización es potenciar la carrera profesional de aquellos que hayan vivido del arte en un período de tiempo significativo. «Al principio lo ves lejos, pero el tiempo pasa rápido y de repente, está tan cerca que cuesta creerlo», expresa. Se trata de la primera beca que le otorgan con reconocimiento a nivel mundial. «Que un jurado que valora a artistas de todo el mundo se fije en ti, es un placer. Me siento muy feliz y fuerte», añade.

La cacereña terminó sus estudios de Bellas Artes, en la especialidad de pintura por la Universidad de Barcelona en 2002. Ahora tiene 41 años y lleva dedicándose profesionalmente al arte siete, «desde que vi que otros podían dedicarse a esto». Anteriormente estuvo trabajando en otros sectores, pero un tiempo sin empleo le llevó a apostar por su verdadera pasión, el arte. En estos años ha recibido otras subvenciones que pusieron en valor su trabajo como la que le conceció el Ministerio de Asuntos Exteriores en 2005, que le permitió estudiar en la Academia de España en Roma. Al igual que las ayudas Zurbarán de la Junta de Extremadura en 2006, 2008 y 2018. Además, en la feria de la Estampa de 2016 fue premiada tres veces en la Colección DKV, en Casa de Velázquez y en la Adquisición Nocapaper. Así como una beca de la Casa Velázquez de Madrid, en 2017.

La «sorpresa de la subvención mundial» le coincidió con la inauguración de Cáceres Abierto, donde tiene expuestas dos esculturas geométricas a gran escala. Una de ellas está situada en el jardín del Museo de Cáceres. Se trata de una curva de grandes dimensiones que nace en el suelo y termina en la fachada del edificio. La otra se encuentra en el callejón de Don Álvaro y es una figura ovalada que encaja en el ancho de la calle. Ambas tienen la peculiaridad de pasar de ser una escultura bidimensional a una tridimensional, «se convierte en dibujo», explica. En el interior del museo también tiene una muestra de ocho maquetas de dimensiones más pequeñas, que acompañan fotografías de las mismas.

Ahora Ana H. del Amo se autodefine como artista plástica que trabaja entre la escultura y la pintura, además de compaginar conceptos contemporáneos con clásicos. Estos últimos exentos de volúmenes y de colores más pictóricos. En general, sus obras se desarrollan dentro del campo formalista.

Cuando disponga de la beca lo primero que quiere hacer es trabajar con nuevos materiales, «más nobles como el cobre». Sin embargo, afirma que continuará haciendo lo que ha hecho hasta ahora. «Tengo ganas de ponerme manos a la obra», apostilla.