Dos comedias y marionetas para los espectadores más pequeños se suben al escenario este fin de semana en el Festival de Teatro Clásico cacereño. En concreto, se subirán a las tablas las piezas ‘Entre bobos anda el juego’, ‘El enfermo imaginario’ y una versión infantil del Quijote. Según anota la organización y recoge Europa Press, ‘Entre bobos anda el juego’ es una road movie en el montaje que Noviembre Teatro y la Compañía Nacional de Teatro Clásico presentan en el Festival de Teatro Clásico de Cáceres hoy sábado en la plaza de San Jorge, a las 22.30 horas. Dirigida por Eduardo Vasco, está considerada como el modelo de comedia de figurón, un subgénero de la comedia de capa y espada que se desarrolla a partir de un personaje cargado de faltas, al que se caricaturiza y se rodea de una peripecia que se va enredando hasta lograr la burla final. La primera representación de la que se tiene constancia fue en 1645 durante las fiestas de carnaval, y tuvo lugar frente al Alcázar de Madrid, con un espectador de excepción, el rey Felipe IV.

Por otro lado, tendrá lugar también hoy el primero de los espectáculos infantiles incluidos en Escena Clásica es ‘Mi primer Quijote’, que presenta la compañía Teatro Arbolé, de Zaragoza, en el patio de la Fundación Tatiana Pérez de Guzmán El Bueno, a las 20.30 horas.

El domingo se cierran las funciones del fin de semana con ‘El enfermo imaginario’, que Morboria representa en la plaza de San Jorge a las 22.30 horas. La veterana compañía madrileña, con 34 años de trayectoria volcadas en el teatro clásico, presenta la última obra escrita por Molière, el gran dramaturgo francés del siglo XVII. En la cuarta representación de esta comedia, Molière, que como director teatral fue el preferido de Luis XIV, cayó enfermo y murió horas mas tarde. El enfermo imaginario’ es una crítica sobre los médicos, un cómico retrato del hipocondríaco. El miedo a la muerte y al dolor tienen a su protagonista, Argán, prisionero de sí mismo. En declaraciones a los medios, Eva Palacio, la directora del montaje, señala que muchas de las prácticas que Molière denunciaba siguen estando presentes: los intereses de farmacéuticas y laboratorios que amasan fortunas y poder y compran a médicos y políticos.