En el exterior del palacio Provincial los asistentes al pleno y los turistas se mezclaban ayer poco antes de las doce del mediodía, aunque los visitantes eran minoría en ese momento en la plaza de Santa María. Se imponía la extensa concurrencia que se había dado cita en el acto de constitución de la diputación. «Soy mujer de pueblo, soy la presidenta de los pueblos y no sabéis el orgullo que me genera», dijo en el ecuador de su discurso de toma de posesión Rosario Cordero. No es una frase nueva. La define. Presume de sus orígenes y de su extenso recorrido trabajando por Romangordo (es alcaldesa desde 2003 y está en la corporación desde 1991) y también en la diputación (antes de presidirla en 2015 fue sido diputada desde 2007). Por eso ayer tampoco faltó el recuerdo a su pueblo y en especial a sus padres: «aquella mujer y aquel hombre que hicieron que hoy sea como soy».

En su intervención hubo también referencias feministas («cada día somos más mujeres en las tareas de gobierno de la provincia»); un guiño a la lucha de la joven activista sueca Greta Thunberg frente al cambio climático; un recuerdo a la poetisa Pureza Canelo y una extensa página de agradecimientos en las que compartieron espacio el presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, el secretario general de los socialistas cacereños Miguel Ángel Morales «por el apoyo»; todos los grupos de la nueva corporación, el equipo de gobierno y los trabajadores de la diputación, «por su ánimo, compromiso, lealtad y empeño», dijo.

Y para cerrar, palabras de su primer discurso al frente de la institución provincial, que lleva ahora hasta 2023: «no me busquéis en el pedestal, estaré a pie de obra, pisando el suelo». R. C.