Laura de Haro, una joven cacereña de 24 años, había salido a divertirse con sus amigas un fin de semana como cualquier otro, a un local al que acuden habitualmente en La Madrila, y se disponía a pedir en la barra la primera bebida de la noche. «Mientras esperaba, noté que un chico me tocaba el culo, y acto seguido se me tiraba encima. Le di un empujón para que se apartara», recuerda. Lejos de amedrentarse, el acosador la amenazó: «Ante mi gesto de rechazo, el chico me acorraló con sus amigos y me dijeron que era una aburrida, que estábamos de fiesta, y no entendía por qué les llamaba machistas».

Laura opina que el problema empieza en el propio modelo de discoteca, que incita a la cosificación de la mujer. «Que la chica entre gratis mientras el chico paga entrada ya lo dice todo; es una discriminación que lo único que hace es usarnos como reclamo para los hombres. Nos lanzan a los leones», denuncia.

A ello le suma las excusas que de forma repetida se usan como justificación de los abusos sexuales: «Cómo vestimos o si hemos bebido nunca debe justificar una agresión sexual, y mucho menos usarse para culpabilizar de ello a la mujer en lugar de al hombre».

PENDIENTES DE UN MÓVIL / «Ya he llegado. Estoy bien». Escribe Elvira Cerezo en el grupo de whatsapp de sus amigas cerrando la puerta tras de sí. Deja las llaves encima del mueble de la entrada. Vuelve a coger el móvil y en la pantalla ve repetido el mismo mensaje en bucle: «Todas mis amigas han llegado a casa. Es hora de irse a dormir».

Otro caso entre muchos es de esta joven de Cáceres de 21 años que ha sufrido también el acoso de los chicos en las noches de fiesta: tocamientos, miradas lascivas y palabras subidas de tono, explica a este diario.

Para evitar el machismo en el ocio nocturno que las mujeres sufren, Laura y Elvira creen que la clave se encuentra en educar a los niños y jóvenes: «Nuestras abuelas, e incluso en algunos casos madres, han crecido con el machismo de la imagen de mujer sumisa. Pero aún estamos a tiempo de hacer que las nuevas generaciones crezcan libres de esos tópicos». Aunque aceptan resignadas que aún estamos lejos, con casos como los de La Manada.