La Diputación y el Ayuntamiento de Cáceres han aprobado la peatonalización de la céntrica calle Gómez Becerra que se ejecutará con los fondos Edusi, que gestiona la institución provincial. Recientemente, Andrés Licerán, portavoz del equipo de Gobierno, explicó que el proyecto se realizará en torno a los requisitos de los vecinos y comerciantes de la zona.

El líder socialista avanzó que las zonas afectadas por la peatonalización son el área comprendida entre San Pedro de Alcántara y las calles anexas de ‘los obispos’ (Segura Sáenz y Ciriaco Benavente). Cabe recordar que se puso en marcha un proyecto piloto hace meses por el que se cortó al tráfico los viernes y sábados a modo de ensayo.

En un plazo máximo de seis meses de ejecución se realizaran las reformas en las calles de ‘los obispos’. Dicha obra costará alrededor de 360.000 euros. Empezará en septiembre y de este proyecto depende el inicio de la misma en Gómez Becerra. Todo ello fue explicado por Andrés Licerán la pasada semana.

¿Pero qué opinan los vecinos y comerciantes de Gómez Becerra sobre esta iniciativa? Según el sondeo realizado por este diario, en lo que respecta a los vecinos, en la mayoría de los casos muestran su apoyo al proyecto aunque entre los empresarios hay diversidad de opiniones.

La propietaria de un negocio, que prefiere no desvelar su identidad, explica que el anterior equipo de gobierno tanteó la opinión de la zona en torno a la peatonalización a través de una encuesta que se entregó a los dueños de los negocios. En declaraciones a este diario muestra a medias sus reservas al proyecto. «Cuando acaben las obras muy bien porque estará todo precioso. Pero, ¿y mientras tanto?», se preguntaba la afectada.

En esta línea, considera que el ayuntamiento un plan para que las reformas tengan el menor impacto negativo posible sobre los negocios. «Podrían hacer algún tipo de acceso alternativo que permita a los peatones llegar a sus destinos sin ningún inconveniente», aconseja. A todo ello, estima la necesidad de que el consistorio otorgue ayudas para los comerciantes del área.

Por su parte, Raquel González, de la tienda Yango, expone que el éxito de la peatonalización de la ciudad dependería en gran medida de los servicios de transporte público, cosa de la que «carece» la ciudad.

No sabe cómo posicionarse ante este proyecto, principalmente porque a ella no le afectará. La obra acabará justamente en la puerta de su negocio. «En la zona de Pintores no funcionó la peatonalización porque somos muy cómodos aquí, pero en San Pedro de Alcántara ha sido todo un triunfo. Habrá que ver qué pasará aquí», zanja.

Antonia Domínguez no titueba ante su opinión. Tajantemente se niega a esta iniciativa. Considera que hay ciertos negocios a los que le beneficiaría, mientras que a otros, como al suyo, les terminaría «obligando a cerrar». Es dueña de una tintorería, asegura que para su local es indispensable llegar en coche y además, aparcar en la misma puerta. «Vienen en coche. La otra persona les deja y mientras recogen la prenda, el conductor está dando la vuelta a la calle». Expone que si esto deja de ocurrir, serán su fin.

A este inconveniente le añade otro, el hecho de que la media de edad entre sus clientes sea elevada aumenta las posibilidades de que terminen dejando de ir. No quiere imaginar esa futura peatonalización ya que, «se encuentra demasiado agusto en la zona y desea poder jubilarse allí».

EN ROSSO / La tienda Rosso tiene la suerte de situarse al inicio de la calle. «No creo que me afectase negativamente por la posición en la que nos encontramos», declara Marina Rodríguez, jefa del negocio. Pero sí empatiza con el resto de locales. «Si estuviese en la mitad de la calle diría claramente que no a la peatonalización». Asimismo, expone que el mayor problema lo encontrarían en el momento de las descargas de camiones. «Se tendrían que marchar a Cánovas y eso sí sería un inconveniente».

¿Y cuál es el sentir de los cacereños? José Muñoz habla primero como ciudadano, pero después como empresario que duda sobre en qué zona de la ciudad emprender su negocio. Esta calle era una de sus apuestas pero la futura peatonalización le ha hecho desconfiar. Se muestra a favor, pero dice que no está dispuesto a aguantar los meses de reforma «y menos -dice- aún al empezar un negocio».

El sí a la peatonalización lo defiende así: «Esta calle no sirve para el tráfico. Las aceras son muy estrechas y están mal conservadas. Esto impide a los vecinos poder circular con tranquilidad. La carretera también es muy justa». A su juicio, la prohibición de la entrada de coches a la calle, exceptuando los camiones de servicio o los residentes con cocheras, permitiría una mayor visibilización de los escaparates de las tiendas. A esto añade que, «si las calles colindantes a Gómez Becerra también se hicieran peatonales» la zona comercial se vería impulsada.