Hace tres años abrió en la calle Amargura su Room Hands. Le picó tanto el gusanillo que en 36 meses ya dispone de siete alojamientos turísticos: otros tres en la calle Caleros y el resto, hasta sumar los siete, en la plaza de San Juan. Yolanda Blanco, cacereña, empresaria, mujer emprendedora; «no me gusta nada hablar», dice pero es ironía, claro; Y eso, el parlar, el dialogar, arrojar siempre ideas con una sonrisa es lo que hace que sus proyectos triunfen. Todos ellos están valorados nunca por debajo del 9,5; es más, alcanzan el 9,8 en algunos casos. Porque Yolanda no se limita a entregar unas llaves, abrir un apartamento y ahí tiene usted la casa: no. Yolanda, enamorada del arte, que para eso cumplió su sueño en la universidad, diseña rutas a sus clientes, los anima a que visiten el museo de la alemana Helga de Alvear, una de las coleccionistas de arte contemporáneo más prestigiosas del mundo que hizo de la calle Pizarro su patria chica; o el Vostell de Malpartida, el refugio de otro alemán, de nombre Wolf, rey del movimiento fluxus, quien mejor supo vaticinar la crisis existencial de Europa.

En esta entrevista, Yolanda se muestra como es, como cuando pasea por el mercado de frutas de Moret: haciendo grande lo pequeño. Y todo eso pese a los quebraderos de cabeza que impone abrir unos negocios de estas características: papeles y más papeles. Hileras de papeles de la Junta, papeles del ayuntamiento como para empapelar una habitación. Habitaciones para hacer felices a los turistas: con su calor en invierno, su refrigeración en verano (que hasta los aparatos del aire acondicionado tienen que tener licencia de obra), sus dos puntos de luz a cada lado de la cama, extractores para ahuyentar los malos humos...

Y entretanto, los buenos modales de Yolanda, que no desfallece ante tanta página: «Tienes que presentar un pedazo de señor proyecto de un aparejador, pero trabajar con los turistas, y en Cáceres, me da la vida». Una vida que empezó hace tres años; y aunque, «en tiempo, esto te cuesta lo infinito, porque cada vez que entregas una cosa te piden una nueva», el tiempo no se mide en meses sino en intensidad de lo vivido. Y en eso, en intensidad, pasión y perseverancia, Yolanda, como sus apartamentos, siempre alcanza el sobresaliente, nada menos que un 9,8.