Capitol vive ahora horas bajas pero no cabe duda de que sus anteriores vidas han servido para moldear la historia de la ciudad. Tal y como recuerda el archivero y cronistas oficial Fernando Jiménez Berrocal en este diario, su primer uso, en el siglo XIV, fue como hospital, «el único en el que se atendía a las mujeres». Como centro sanitario cerró en el siglo XIX y el edificio se usó para albergar los motores que producían energía para el alumbrado público en Cáceres pero las quejas por ruidos obligaron a cerrarlo. Así permaneció hasta que en la Guerra Civil sirvió de cuartel falangista hasta que en el 37 se destruyó el edificio original en un bombardeo.

Fue en el 47 cuando se inauguró el uso por el que Capitol pasaría a la memoria colectiva de los cacereños. Se convirtió en la sala de cine más moderna de la ciudad por la que pasaron nombres como el de un jovencísimo Pedro Almodóvar. Como Cine Club echó el cierre en los ochenta. En ese impasse el local se abrió como discoteca y sala de conciertos y más tarde fue una entidad bancaria la que lo adquirió para organizar exposiciones y eventos culturales pero no llegó a mantener una programación de continuidad. Después de años sin actividad, Maltravieso teatro anunció en 2017 una nueva etapa con teatro y cine y al año también desistieron, igual que los últimos promotores que prometieron un giro a la noche.