Hubo muchas cifras en la intervención ayer de Vincent Ledoux para explicar los cambios en el proyecto de la mina de Valdeflores y muchos anuncios sobre los beneficios de la iniciativa para Cáceres, Extremadura, España y Europa. Pero lo importante es el mensaje que hay detrás y que la empresa lleva semanas lanzando: el proyecto no está muerto, pese al rechazo de una parte importante de la sociedad cacereña y de casi toda su corporación local -salvo Ciudadanos-, y para conseguir que salga adelante se han hecho modificaciones que afectan a las cuestiones más conflictivas: el impacto medioambiental y sobre el territorio. Es un lavado de cara, aunque no son cambios sustanciales porque sigue la corta al aire libre de gran tamaño, uno de los principales motivos de rechazo por la brecha que abre en la Montaña. Una mina subterránea no entra en los planes de la empresa y sin la mina al aire libre no habría proyecto minero ni tampoco industrial.

Para confirmar que la empresa no se rinde y que esto acaba de empezar, Ledoux, director ejecutivo de Infinity Lithium y cabeza visible del proyecto desde hace unos meses, lo dejó claro: «Ahora mismo la empresa ni siquiera considera la posibilidad de que no salgan adelante los temas administrativos», las autorizaciones que deben dar la Junta, como competente en Minas y en Medio Ambiente, y el ayuntamiento, como responsable del planeamiento urbanístico de la ciudad. Es más, la opción de judicializar el proceso, que es donde probablemente se acabará sean la autorizaciones afirmativas o negativas, no se contempla por la empresa porque en lo que se está es «en reforzar y mantener el diálogo con todas las administraciones».

En lo que la empresa trabaja ahora es «en trasladar la realidad del proyecto» a las administraciones que deciden y a la sociedad cacereña. Ledoux dio ayer datos de esa realidad, entre éstos los económicos con el anuncio de que el proyecto se prolongaría seis años más y que los empleos que se generarían serían un millar entre los directos (310 en los dos primeros años de construcción y 195 en la producción en la mina y en la planta para extraer hidróxido litio durante 30 años) y los indirectos. Además recordó que la inversión inicial sería de unos 280 millones de euros y que los ingresos que se obtendría de la venta de hidróxido de litio para las baterías de vehículos eléctricos ascenderían a 5.500 millones de euros.

El proyecto tiene la mina y una planta de procesado del mineral para extraer el hidróxido de litio, la segunda es la que más peso tiene. Sobre la opción de que alrededor de la misma se instalen empresas del sector automovilístico y de baterías, Ledoux aseguró que son «los más interesados» y que «ayudarán», pero es algo que corresponde «a la administración local y autonómica» con los planes y estrategias que elaboren.

MENOS DESECHOS

En las modificaciones que afectan al medio ambiente y a la incidencia sobre el terreno, destacan que se reduce el volumen de las toneladas que se extraerán, que se recorta la ratio de explotación (desechos producidos por tonelada), que se reducen los relaves (estarán apilados en seco y no habrá una balsa con acuosos) y la ocupación de los desechos y que más del 99% de los mismos serán inertes al no ser tratados con ningún producto químico. También disminuirá el espacio que ocupará la corta, de las medidas iniciales (710 metros de largo por 450 de ancho) se pasa a una corta a cielo abierto de 668x454.