A nadie le extrañaría ver un ciervo, un jabalí o un caballo esculpido en un palacio gótico del centro peninsular español, cuando el Medievo dejaba paso al Renacimiento, cuando Cáceres comenzaba a levantar sus grandes recintos nobiliarios, torres e iglesias pasada ya la Reconquista por estas tierras. ¿Pero un mono? ¿Por qué un mono? Pues sí, Cáceres no tiene uno, sino dos monos esculpidos en dos de sus monumentos más representativos, quizás tres si aceptamos una gárgola como simio. Su significado sigue siendo una incógnita, aunque los animales exóticos siempre han supuesto un reclamo para la creatividad.

El primero y el tercero se conocen. El segundo, muy poco. El primero es una escultura de piedra que representa un mono atado a la balaustrada de una escalera en un palacio gótico del siglo XV. Efectivamente, la Casa del Mono. El tercero, si se acepta lo dicho, estaría en el mismo edificio. El segundo y más oculto es un ejemplar de marcados atributos sexuales al que le falta la cabeza. Ornamenta el interior de Fuente Concejo, uno de los surtidores históricos de Cáceres, que este año se abrirá a las visitas y por tanto dejará de ser una escultura desconocida. A su lado se aprecia una cabeza femenina, solo la cabeza...

El mono tiene distintos significados según las culturas: alegría, inteligencia, vivacidad, dinero, fortuna..., pero también inconsciencia, instintos no controlados, insolencia y vanidad. Si algo quisieron transmitir estas esculturas cacereñas, no se sabe, aunque la figura de la Casa del Mono ha llegado envuelta en leyendas macabras. Se trata de la Casa de los Pizarro-Espadero, levantada a finales del siglo XV por el matrimonio de Gonzalo de Cáceres y Marina Alonso de los Nidos. Hoy acoge la Biblioteca Alonso Zamora Vicente.

Érase una vez...

Érase una vez...Esta leyenda se refiere a los dueños de la casa, adinerados pero desesperados porque no tenían hijos, pero sí un mono, al que colmaban de mimos. Lo había traído Gonzalo, comerciante, de uno de sus largos desplazamientos. A partir de ahí fluctúan las versiones. La más conocida es que en ausencia de su marido, Marina dio cobijo a un joven caballero y cuando regresó Gonzalo la encontró embarazada. Al nacer el niño, el mono, celoso, lo arrojó por la ventana. Gonzalo lo mandó encadenar con grilletes junto a la escalera de la casa para que pudiera tener una muerte lenta. Otras versiones aluden a que Gonzalo fue el que quitó la vida a Marina porque concibió un bebé con rasgos de simio, e incluso que azuzó al animal para acabar con la criatura sospechando que no era suya, sino del caballero... Cuentan que Gonzalo mandó a un cantero esculpir la figura del mono en el mismo lugar de la escalera, y tallar tres gárgolas que hoy permanecen en el alero de la casa a fin de que la triste historia fuera recordada: un hombre barbudo y dolorido, una mujer desnuda llorando, y una figura con un niño en brazos que algunos dicen que simboliza al mono.

«Lo más lógico es que, al tratarse de un animal exótico, se tallara simplemente como símbolo de cierto gusto social y buena posición económica», explica el historiador Fernando Jiménez Berrocal, responsable del Archivo Histórico de Cáceres. «Lo que ocurre es que la historia se adereza con leyendas, y el mono ha dado mucho que hablar», matiza irónico.

Respecto a la figura de Fuente Concejo, poco o nada se ha podido recabar al respecto. Lo cierto es que este surtidor natural de granito y bóveda, cuya construcción fue encomendada en el siglo XV por el noble Don Alonso Golfín, se convirtió también en el más abundante: llegaron a extraerse 13.000 cántaros de agua en un solo día en el siglo XVIII. Además, ha sido la fuente más popular. Allí se reunían los primeros concejales para resolver los asuntos del concejo, de ahí su nombre. Fue clausurada en 1964 por orden gubernativa a raíz de las fiebres tifoideas de los años 50-60.

Pues bien, el Consorcio Cáceres Ciudad Histórica dará un paso más por divulgar el patrimonio con la apertura de Fuente Concejo y la Cisterna de San Roque, a fin de ampliar los lugares visitables por cacereños y turistas. Están acondicionadas, pero necesitan otras mejoras para recibir al público. Actualmente se encuentra abierto el proceso de licitación que pretende dotarlos de la seguridad, señalética, paneles y plataformas necesarias, por un importe de 14.500 €.

En San Roque además se instalará una luz subacuática que mostrará la profundidad de 7 metros que alcanza la cisterna, que puede llegar a almacenar 150 m³. Se espera que ambos surtidores abran este año, y que ello también contribuya a desentrañar cómo llegó el mono de Concejo a las paredes de una fuente con seis siglos.