La arqueología es impredecible. Cuando alguien empieza una excavación nunca sabe lo que va a encontrar. Quizá esta sea la consigna más proclamada entre especialistas en la materia y este lunes las obras de la muralla cacereña parecen ratificar su validez. Meses de trabajo en los lienzos que protegen el recinto intramuros han revelado unas escaleras que arrojan luz sobre el pasado almohade del baluarte.

Este hallazgo en el tramo entre San Roque y el Baluarte de los Pozos confirma la hipótesis que ya defendían historiadores y expertos sobre que existió una plataforma entre el antemuro y el muro que protegía la Torre de los Pozos. Las escaleras de acceso se encuentran junto a la ribera, la principal fuente de agua de la ciudad amurallada. Según puso de relieve en una visita a la muralla con medios de comunicación el concejal de Patrimonio, José Ramón Bello, en la zona del hallazgo existía un muro de hormigón que se edificó en los años 60 en unas obras de restauración. En esta fase de la obra de la muralla, precisó, «se ha derribado este muro y se ha realizado una excavación arqueológica para encontrar la base del muro original con la idea de localizar el mayor tramo de muralla original posible y poder reconstruir siguiendo los criterios de la Unesco y con unos materiales que se parezcan mucho más a cómo era en origen». Fue en esa excavación donde se encontró este acceso. «Siempre hemos defendido que había una parte protegida, esto confirma que existía esa plataforma entre la muralla y el antemural de protección».

En esa misma línea se pronunció el arquitecto Miguel Matas, que dirige la obra junto a María Matas y Pedro Gurriarán, que subrayó la relevancia del hallazgo arqueológico, en primer lugar, por la certeza de que este era el acceso al Cáceres almohade y en segundo, porque «aún debe haber más elementos que no se han descubierto».

Aparte de los descubrimientos arqueológicos, los trabajos también han revelado el avanzado estado de deterioro de los muros con grietas de hasta 20 metros. «Nos dimos cuenta de que estaba mucho peor de lo que se pensaba, el baluarte era el primer sitio en el que había que trabajar, porque estaba a punto del colapso, es una zona única con simbología de once siglos, hay muy pocas lugares en la península que tengan estructuras con ese nivel y decoración».

Cabe destacar que los trabajos empezaron en julio y se paralizaron un tiempo tras las denuncias de asociaciones de vencejos. Precisamente, Bello anunció que en este tramo se instalarán 120 cajas para que aniden. La estimación es que las tareas entre San Roque y el baluarte concluyan en marzo.