Son datos malos, realmente malos. El 46% de la población infantil de Cáceres (casi cinco de cada diez niños) está en riesgo de pobreza según la consultora AIS Group, especialista en la generación de indicadores. Se trata de la segunda provincia con peores datos entre los menores de 16 años. Solo le supera Badajoz, con un 48,7%. Y es que Extremadura, lejos de mejorar su situación, la empeora. Lo dice el propio Instituto Nacional de Estadística (INE): la tasa de riesgo de pobreza ya alcanza al 37% de la población extremeña de todas las edades (solo Ceuta rebasa este dato), cuando hace quince años estaba en el 29%. Un 8% vive incluso con carencias severas.

Los niños son especialmente vulnerables en estas situaciones. No pueden hacer nada, dependen de sus mayores, pero además se crían con unas deficiencias que menoscaban su vida futura, que hacen difícil que puedan salir de ese círculo vicioso. Las circunstancias son alarmantes en Cáceres, en toda Extremadura, pero también en España, donde uno de cada cinco niños (26%) sufre la misma situación.

CIFRAS SONROJANTES / De hecho, el relator de la ONU para la extrema pobreza, Philip Aston, acaba de poner de manifiesto que las cifras están muy por encima de lo que cabría esperar de un país como España, donde el riesgo de pobreza infantil «anclada» ha aumentado el 35% en los hogares donde solo trabaja uno de los padres. Así lo recoge el último estudio del Observatorio Social de ‘La Caixa’, que acaba de ver la luz, bajo el título ‘Objetivo: paliar la pobreza infantil’. La investigadora Sara Ayllón analiza en este informe el impacto persistente de la crisis económica en los niños. La radiografía muestra cómo España tiene actualmente una de las tasas de pobreza infantil más elevadas de Europa, pese a que la situación en el global del país experimenta una mejora (del 30% en 2014, al 26,6% en 2018).

No ocurre así en Cáceres, que ocupa el segundo escalón en porcentaje de niños en riesgo de pobreza, es decir, que viven en hogares por debajo del umbral de pobreza. En esos hogares, cada persona debe subsistir con el 60% o menos del dinero medio que tienen los españoles al año. Según los últimos cálculos del INE, ese umbral en 2018 estaba justamente en 18.629 euros/año para una vivienda integrada por dos adultos y dos menores.

El estudio de La Caixa explica que el riesgo de pobreza infantil varía según la composición familiar y la situación laboral de los padres. Cuando solo uno de los dos progenitores está empleado, vivir con ambos no garantiza una vida digna (cinco de cada diez niños en esta situación se encuentran bajo el umbral de la pobreza). Pero los más vulnerables son aquellos menores que viven en familias con todos los adultos en paro (ocho de cada diez no tienen recursos suficientes). Les siguen los menores que crecen en hogares monoparentales, en los que el padre o la madre no trabaja (siete de cada diez sufren carencias).

La consultora AIS Group realiza un análisis por provincias a través de sus indicadores Hábits. Tras Badajoz (48,7%) y Cáceres (46,1%), se sitúan Cuenca (44,1%) y Córdoba (43,1%). Almería, Jaén, Granada y Las Palmas son el resto de provincias españolas donde la población infantil en riesgo de pobreza supera el 40%. En el extremo contrario se sitúan Gipúzcoa (9,8%), Álava (10,5%), Vizcaya (10,7%), Navarra (10,9%), Segovia (15,5%), Zaragoza (15,8%), Lérida (16,2%), Asturias (16,2%) y Barcelona (16,3%). De hecho, entre los años 2007 y 2017, con toda la crisis de por medio, la desigualdad en el país ha aumentado 2,2 puntos. Y pese a ello, España es uno de los cinco estados europeos que menos ayudas destina a la infancia.

ASÍ APOYA CÁRITAS / Cáritas de Coria-Cáceres vive de cerca estas situaciones. Es la organización de la Iglesia dedicada a ayudar a los más necesitados. Sus datos, a través del informe Foessa, también revelan la cruda realidad. Por ello, uno de sus grandes esfuerzos se dirige a la asistencia a las familias. «Atendemos hogares con niños y jóvenes que desgraciadamente son los que más acumulan esa situación de exclusión social, sobre todo las familias monoparentales y las numerosas. Nos preocupan seriamente, por eso prestamos asistencia global a todos sus miembros», declara Damián Jesús Niso, director de Cáritas de Coria-Cáceres.

Desde la organización trabajan en varios frentes para sacar de su situación a estos hogares. «No se trata solo de paliar sus carencias, sino de acompañarles en un proceso que les permita valerse por sí mismos», subraya el director. En primer lugar se atienden las necesidades más urgentes, sobre todo si precisan alimentos. Cáritas también cubre la falta de recursos básicos: alquileres o hipotecas en situaciones comprometidas, recibos de agua y electricidad, situaciones evidentes de pobreza energética...

Pero su labor se centra sobre todo en conseguir que los padres puedan encontrar un trabajo, formándose para ello si es necesario en los distintos cursos que ofrece Cáritas, que además cuenta con una bolsa de trabajo, o ayudando a regularizar su situación en el caso de personas inmigrantes. «A veces tienen economías precarias, sumergidas, mujeres con hijos a su cargo que están subempleadas o trabajan por horas», revela Jesús Damián Niso.

Los voluntarios les ayudan en varios frentes, desde el refuerzo de sus habilidades sociales hasta la organización de la economía doméstica. Por ejemplo, les acompañan en casa y en la compra para que aprendan a hacer un uso eficiente de los recursos.

ELLAS LANZAN EL SOS / La mayoría de los que acuden a pedir apoyo para sus familias son mujeres. El 30% de estas familias tienen nacionalidad española y el resto han llegado de otros países. Además, un 20% tienen un miembro trabajando, pero su sueldo resulta insuficiente. Otro dato preocupante: el 80% han realizado como máximo estudios primarios.

El problema es que sus hijos tampoco viven en las mejores condiciones para estudiar. «A esto le llamamos en Cáritas la ‘transmisión intergeneracional de la pobreza’ y es lo que tratamos de evitar, porque no podemos permitir que generación tras generación se perpetúe la misma carencia. Nos preocupamos por la formación de los menores, por ejemplo con voluntarios que les dan clases de refuerzo», destaca el director,

Cáritas ha acompañado a 123 familias durante el año 2019 para tratar de sacarlas de su escollo, y ha prestado ayudas puntuales a más del doble. El problema es que, a tenor de los datos, hay otras muchas que no desvelan su situación por distintas cuestiones. Y los niños son los únicos que no pueden decidir.