«Me fui la primera vez como estudiante de Erasmus y creo que desde entonces, no he parado. Aunque mis estudios los podría haber puesto en práctica en mi ciudad, cuando salí, vi que el mundo era tan grande que decidí quedarme fuera y probar nuevas experiencias». Lo dice Elena Leo Ferrer, de 29 años, que estudió Filología Inglesa en Cáceres.

Aunque estuvo de profesora unos años, su rumbo profesional cambió. ¿A qué se dedica? «Trabajo para una plataforma de social media muy conocida a nivel mundial, dando asistencia a situaciones técnicas y operacionales que se les presenta a los usuarios. Son empresas con renombre y da gusto poder ver cómo funcionan desde dentro», responde.

Elena está al otro lado del teléfono. «Ahora mismo vivo en Lisboa, donde hay una gran comunidad española. De momento ya cumplí dos años aquí, con miras a quedarme más tiempo debido a la cantidad de oportunidades laborales que ofrece y que, además, siguen aumentando».

¿Cómo ve la tierra desde la distancia? «Siempre echo de menos la ciudad en la que crecí, por eso elegí Lisboa, que se encuentra a menos de cuatro horas», contesta. «Cáceres será siempre mi refugio, ya que toda mi familia continúa viviendo allí, pero volver no está en mis previsiones. Considero que la capital cacereña tiene escasas salidas de empleo, aunque la calidad de vida es extraordinaria», admite.

Sobre si las opciones están fueran de Cáceres opina que «depende a lo que te quieras dedicar. El tipo de trabajo que desarrollo no está presente en Cáceres aún y es difícil encontrar puestos relacionados con lo que estudiamos, por ello los jóvenes salen a las grandes urbes. Sé que la ciudad poco a poco crece y que se está luchando para evitar la fuga de cerebros», reconoce.

Cristina Pérez Claeys tiene 26 años. Llegó a París en el verano del 2018, tras finalizar el doble grado en Derecho y Ciencias Políticas en la Universidad Carlos III de Madrid. «He trabajado en la dirección de gobernanza pública de la OCDE para un proyecto sobre la ética pública y la lucha contra la corrupción en América Latina».

Actualmente realiza un master en Derecho Comparado en la PSL Université. «Se trata de una materia bastante exigente que busca formar a juristas críticos, cosa que me resulta bastante nueva y atractiva en relación a mis anteriores experiencias formativas en Derecho en España. Está muy orientado hacia la investigación. la mayoría de nosotros querríamos continuar con un doctorado en ámbitos como, por ejemplo, la Filosofía del Derecho, estudios constitucionales o la sociología jurídica».

Elena Leo en Lisboa. / EL PERIÓDICO

Universidad pública

Universidad públicaLa cacereña destaca el funcionamiento de la universidad pública de países vecinos frente a España. «Aquí en Francia apenas pagas por un master (240 euros cuesta una matrícula de un año) y, sin embargo, puedes acceder a una formación de altísimo nivel en instituciones de prestigio. Para acceder a ellos en universidades públicas tienes que pasar muchos filtros y procesos de selección exigentes. En España prácticamente podría decirse que pagas por esta disciplina para poder matricularte y acceder a esa formación y al título».

Todo ello lo combina con trabajos a tiempo parcial, colaborando con una onegé latinoamericana, también ha experimentado por primera vez el difícil mundo de los freelance.

Su formación parece apasioante. «Para el master debemos desarrollar una investigación, algo tipo un TFM, aunque un poco más ambicioso. Yo estoy investigando sobre el derecho a la protección de denunciantes como instrumento jurídico en la lucha contra la corrupción, a partir de la nueva directiva europea (que se llama whistle-blowers)».

Su objetivo es hacer un doctorado y seguir por la vía de la investigación en todo lo relativo a la transparencia y la lucha contra la corrupción. «Creo que en España, y concretamente en Extremadura, es muy difícil aspirar a este tipo de posibilidad de crecer dentro del ámbito de la investigación sin estar condenado a la precariedad durante tus años de doctorado, especialmente cuando hablamos del ámbito de las ciencias sociales».

En la distancia

En la distanciaConfiesa el deseo de volver, «aunque lo veo como un futuro lejano, y tener la oportunidad de seguir vinculada a mi región incluso de forma profesional, aportando conocimiento específico que pueda tener un impacto positivo en la comunidad autónoma. Me encanta Extremadura, admiro muchas cosas de allí y disfruto enormemente cada vez que voy. Existe mucha gente capaz, contamos con un capital cultural, natural y humano que podría reactivarla si los jóvenes extremeños pudiéramos sentirnos motivados para participar en las sinergias profesionales e intelectuales de nuestro lugar de origen».

La marcha de jóvenes de entre 20 y 34 años que abandonan Cáceres es uno de sus problemas estructurales. La mayoría se marchan a otras comunidades como Madrid y otros países, sobre todo Francia y Alemania en busca de las oportunidades que no encuentran en la capital.

En España, un 28% de los desempleados de entre 20 y 34 años está preparado para salir de la UE para buscar empleo -solo superado por Suecia (34%)- mientras que el 15% está listo para trasladarse a otro país de la Unión Europea y el 21% para hacerlo dentro de España. En 2017 había 794.209 españoles que vivían en el extranjero, según datos del lnstituto Nacional de Estadística (INE).

Daniel Sanguino, de Malpartida de Cáceres, tiene 27 años. Cursó estudios ingleses en la Universidad de Salamanca, posteriormente realizó el master de profesor de Secundaria Obligatoria, Bachillerato, Formación Profesional y Enseñanza de Idiomas en la Universidad de Valladolid. También pasó por la University of Wolverhampton.

En la actualidad imparte clases de Lengua Castellana y de Cultura de los países de habla hispana, desde un nivel básico hasta intermedio en la Universidad de Oregon. «Es pública y es una de las más grandes del Estado. Desde luego es un enclave maravilloso para ejercer la docencia. El campus es gigante, es magnífico, tiene todos los medios que te puedas imaginar y las aulas cuentan con todo tipo de material para impartir las clases».

Sanguino explica «que los alumnos son fantásticos, vienen concienciados, muy motivados y sobre todo con muchas ganas de aprender una lengua. El español es el segundo idioma más hablado en los Estados Unidos, así que los universitarios lo ven como una gran oportunidad de cara a su futuro».

Se fue de Cáceres porque le gusta afrontar nuevos retos, vivir experiencias y viajar. «Venirme a dar clases aquí es una estupenda oportunidad para hacer dos de las cosas que más me gustan, que son conocer mundo y ser profesor. Es cierto que estoy muy lejos de mis raíces».

¿Cómo veo la tierra desde la distancia? «Efectivamente la añoro. La echo mucho de menos, es el lugar donde me he criado, donde tengo a toda mi gente, a mi familia, mis amigos, mi pueblo. Recuerdo la vida social, las costumbres...»

Daniel Sanguino asegura que no tiene nada negativo que decir sobre nuestra comunidad autónoma, pero admite que lamentablemente «tenemos que buscar oportunidades laborales fuera de Extremadura. Lo cierto es que, y es una realidad, no hay muchas opciones de trabajo para los jóvenes. A veces toca buscarse la vida y buscarse la vida significa salir de tu tierra».