«A nosotros nos han quitado a mi hermano pero con él se ha ido la alegría de Alcuéscar». Lo dice Adán Toribio, hermano de Iván (29 años), que fue asesinado a puñaladas y a golpes el pasado 16 de febrero en el municipio de Anchuelo, en Madrid. Por el momento se desconocen más datos sobre el crimen porque el juzgado madrileño que instruye el caso ha decretado el secreto de sumario y no se aporta más información sobre lo sucedido. Solo saben que ocurrió en el interior de casa un amigo pero desconocen por completo las causas.

Fue la Guardia Civil, que se ha encargado de las pesquisas, la que llamó a la madre de Iván para informarles de que el joven había sido asesinado. Todavía en shock los padres (ellos y sus dos hermanos viven en el municipio cacereño de Alcuéscar) se trasladaron a Madrid, donde tuvieron que esperar dos días hasta que se le realizó la autopsia. Después regresaron a Alcuéscar donde velaron el cuerpo de su hijo y lo enterraron. La mancomunidad decretó dos días de luto. Aún no se creen lo que ha ocurrido: «Mis padres y toda su familia estamos muy mal, es un palo muy fuerte, no entendemos cómo ha podido ocurrir esto», asegura su hermano.

Iván se había marchado a Madrid hacía tres años a buscarse un futuro ya que no conseguía encontrar un empleo en Extremadura. Trabajaba en un mesón de Alcalá de Henares y vivía solo en Anchuelo, en una vivienda a la que se acababa de mudar hacía dos semanas. Según lo que ha trascendido hasta ahora los hechos tuvieron lugar en una corrala okupa de ese municipio madrileño y el asesinato podría estar relacionado con la mafia okupa, que habría decidido tomar estas viviendas después de que la empresa diera en quiebra. Según estas informaciones, la reyerta se habría iniciado porque Iván se había negado a pagar. Los autores del crimen habrían huido del lugar. La familia desmiente todas estas informaciones.

La realidad es que se trata solo hipótesis porque por el momento la investigación continúa bajo secreto de sumario. Es más, la familia ni siquiera sabe si se ha practicado alguna detención. Sus allegados no saben cómo terminó Iván en este lugar pero quieren dejar claro que «no era un okupa ni un delincuente». Han iniciado una campaña para limpiar la imagen de Iván y han inundado sus redes sociales con el lema ‘#justicia para Iván’. «Nadie sabe nada pero lo tachan de okupa y de delincuente, lo han tachado de lo que no es pero Iván no es así. Lo que queremos es que rectifiquen porque se va a demostrar que no es ningún delincuente ni ninguna persona mala», afirma su hermano Adán.

No se lo explican

No se explican lo ocurrido. «Lo que ha pasado no se lo explica nadie. Iba siempre con su sonrisa ayudando a los demás. Duele escuchar todo eso de un hermano y lo que queremos es que esto se resuelva cuanto antes, que no se manche más su nombre», insiste Adán Toribio. Ambos eran muy conocidos en Alcuéscar, localidad en la que llegaron a regentar juntos un bar. «Era imposible que no triunfara porque Iván era la alegría de Alcuéscar. Tenía amigos de todos los colores y culturas, a la gente le ha dejado muy triste su marcha», añade. Él se ha quedado sin su mitad (se llevaban poco más de un año y estaban siempre juntos), pero con él «se han llevado la alegría de Alcuéscar», dice.

No para de recibir llamadas de apoyo tanto de habitantes del pueblo como de amigos de Iván de Madrid, muestra, asegura, de lo que querían a su hermano. Quiere agradecer a toda la gente que les está ayudando. «Queremos dar las gracias a toda la gente que nos acompaña, incluso amigos de Madrid, y al padre Fernando Alcázar (párroco de Alcuéscar que ofició el entierro de Iván)». Y reprocha a las autoridades de la región que no se hayan implicado: «Le han quitado la vida de la peor manera y nadie se ha puesto en contacto con nosotros», sentencia.