Aún con la reapertura de fronteras y el fin oficial del Estado de Alarma, el número de cacereños a los que se ha aplicado un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) es elevado. Buena parte de los negocios aún no pueden permitirse abrir a tiempo completo. En otros casos, solo los propietarios se ocupan del establecimiento, a la espera de recuperar una situación económica favorable y poder traer de vuelta a sus trabajadores.

Ante esta situación, la Asociación de Empresarios del Comercio de Cáceres (Aeca) afirma que este es uno de los problemas que ralentizan la recuperación: después de tres meses en un ERTE, y sin visos de salir del mismo hasta septiembre, muchos cacereños carecen del poder adquisitivo necesario para gastar cantidades de dinero considerables en sectores que no son de primera necesidad. Esta precaución se convierte en el enemigo del comercio.