La comisión informativa de Urbanismo del ayuntamiento dictamina esta mañana sobre una propuesta para el cambio de uso del palacio o casa fuerte de las Corchuelas, un inmueble que tiene un grado de protección estructural en la ficha del catálogo de bienes protegidos del Plan General Municipal (PGM) de urbanismo. El edificio y los terrenos colindantes son propiedad de la Fundación Tatiana Pérez de Guzmán el Bueno, que renuncia al uso terciario hotelero que el plan general autoriza ahora en este edificio y que plantea su transformación en dotacional al mismo tiempo que un incremento del número de plazas de aparcamiento, que de las 21 mínimas necesarias que ahora se establecen en el planeamiento se pase a medio centenar.

El uso dotacional para equipamiento que regula el plan general es tan amplio que permite utilidades que van desde los usos administrativos y sociales hasta los culturales y asistenciales. Miguel Ángel Arroyo, que es quien presenta la propuesta en representación de la fundación, no detalló ayer el fin al que se pretende destinar el inmueble, insistiendo en que «todavía no está decidido». El inmueble estaría ahora sin uso, ha tenido actividad relacionada con una explotación agropecuaria. La posibilidad de destinarlo a hotel se descarta entre otros motivos porque la fundación ya dispone de un hotel, el establecimiento Palacio de Arenales en las inmediaciones de la carretera de Malpartida.

Según la ficha que para la ordenación de este espacio se recoge en el plan general, la parcela donde está el edificio tiene una superficie de 27.307 metros cuadrados. Ahora se permite una edificabilidad de uso hotelero de 4.200 metros cuadrados y se tiene que destinar a espacios libres 4.910. En la propuesta no se plantearía un incremento de la edificabilidad, aunque el aprovechamiento disminuiría al pasar de un uso terciario hotelero a dotacional.

Según se indica en la ficha del catálogo de bienes protegidos, el palacio o casa fuerte de las Corchuelas posee una capilla edificada en 1606 por Hernando Alonso Golfín, encargada al cantero Pablo Pérez, con cúpula semiesférica sobre pechinas, espacio reutilizado como cocina. En 1739 se reformó la casa, construyendo la última crujía en el lado oriental, volumen de dos plantas.

En 2010 se incorporó al Plan General Municipal de urbanismo como un área de planeamiento específico para facilitar la rehabilitación del inmueble para destinarlo a uso hotelero, posibilidad que ahora queda descartada con el cambio de uso propuesto por la fundación, que en Cáceres también tiene la propiedad del palacio de los Golfines de Abajo.