Según la Real Academia Española de la Lengua (RAE) las palabras que más se han utilizado en el año 2020 han sido: mascarilla, confinar y confinamiento, estado de alarma, coronavirus, covid-19, cuarentena, desescalada y desconfinamiento. Palabras que en muchos casos no habíamos utilizado nunca los castellanoparlantes, mucho menos de manera habitual. Este dato nos informa de por dónde han ido nuestras preocupaciones en un tiempo diferente y raro. Seguramente, en este año que estrenamos deberemos añadir una nueva palabra: vacuna, pues durante 2021 seremos testigos de una de las mayores campañas de vacunación de cuantas se han producido en nuestro pasado inmediato, la primera a nivel planetario. El uso de vacunas para erradicar enfermedades infecciosas es relativamente reciente. Los primeros experimentos empiezan a dar sus frutos a finales del siglo XVIII de la mano del cirujano inglés Edward Jenner (1749-1823) para erradicar la viruela, una de las enfermedades mas letales de cuantas han azotado a la humanidad. Para ello el cirujano utilizó el propio virus que afectaba a las vacas, de ahí el nombre de vacuna, para inmunizar a los humanos. Una metodología que aprovecharían, en el futuro, otros científicos como el mismísimo Luis Pasteur. Según las autoridades sanitarias, principalmente la Organización Mundial de la Salud, la introducción de las vacunas en el mundo ha evitado la muerte anualmente de 5 millones de personas por viruela, casi 3 millones por sarampión y cifras similares en otras enfermedades como la tosferina, el cólera, el tifus, la poliomielitis o la difteria. Cifras que nos guían en cuanto a la importancia que las diferentes campañas de vacunación han tenido sobre la salud de la humanidad. A pesar de ello, aún hay personas que recelan de la ciencia, especialmente aquellos que han hecho de la ignorancia su peculiar doctrina.

Los que ya tenemos cierta edad sabemos que desde la niñez nos han vacunado de manera obligatoria contra enfermedades contagiosas, al igual que hemos hecho con nuestros hijos. El motivo, la erradicación de males que en otro tiempo causaron muerte y dolor entre la población. Por ello es bueno recordar algunas campañas de vacunación que protegieron a los vecinos de Cáceres y aumentaron su calidad de vida. Campañas que desde principios del siglo XX han servido para bajar los índices de mortalidad y también de sufrimiento.

La primera campaña de vacunación para la población de la que tenemos noticias en Cáceres, será la llevada a cabo entre los meses de mayo a diciembre de 1907, cuando los practicantes cacereños solicitan una gratificación de 100 pesetas, cada uno, por «un trabajo extraordinario» con motivo de haber vacunado a cientos de cacereños contra la viruela. Otras veces las vacunas se requieren en función de un brote determinado como ocurre en 1923, cuando se solicitan una serie de ampollas de suero «antimaltense» y una caja de vacunas del mismo tipo, para atender los casos de fiebre de malta que se habían dado en la ciudad debido a la adulteración de leche de vaca con agua. En los años 40 del pasado siglo se realizan diferentes campañas, obligatorias para todos los adultos, con el fin de inmunizar a la población de difteria en 1941 o de tifus en 1942 o de sarampión, rubeola o tuberculosis en años posteriores. En todos los casos las vacunas fueron liberando a los más débiles de la enfermedad y la muerte. Vacunas que deben servir para que retornemos a la normalidad sanitaria que tanto necesitamos. Yo si me vacuno.