En la calle Cuesta de Aldana en la parte alta de la Ciudad Monumental de Cáceres, cerca de la Iglesia de San Mateo, nos encontramos con la Casa Mudéjar rodeada de casas y palacios nobiliarios. Fue declarada Monumento Histórico-Artístico en el año 1931. Esta casa es de estilo mudéjar toledano, data aproximadamente del siglo XIV o primera mitad del XV, habiendo sufrido en el siglo XIX una serie de reformas de gran importancia. Es casi un misterio cómo pudo sobrevivir esta casa mudéjar entre tantos palacios de arquitectura señorial cristiana. La fachada consta de dos partes muy diferenciadas: la parte inferior está construida en mampostería, abriéndose en él vanos adintelados; y la superior es de ladrillo rojo con una curiosa decoración en zig-zag y en dientes de sierra característicos del mudéjar. Ambas partes separadas por grandes canes en no muy buen estado de conservación.

En la parte superior sobresalen una ventana geminada formada por arcos túmidos apoyados en un mainel de mármol con basa y capitel con forma de pirámide truncada y una serie de pequeñas ventanas. En el lado izquierdo hay dos franjas decorativas de dientes de sierra con pequeños vanos de arcos apuntados y en la parte alta de la fachada nos encontramos una banda decorativa formada por ladrillos en zig-zag. (Varios Autores: Monumentos Artísticos de Extremadura). La casa dispone de una zaguán muy grande y unas estancias muy amplias. Es el único testimonio de arte mudéjar en todo el recinto monumental, sí existen algunas bóvedas en edificios de gran belleza, característico de la primera fase del mudéjar extremeño al aparecer el arco ojival túmido, que es un arco apuntado en el que el arco de circunferencia de cada ojiva sobrepasa la llamada línea de arranques, ya que se construye por debajo de la misma.

Según el insigne historiador D. José Miguel de Mayoralgo y Lodo en esta casa mudéjar nació en 1514 Cristóbal Enríquez, hijo de Pedro Alonso Golfín y de Catalina Enríquez. Fue Comendador de la Orden de Alcántara y marchó a América en 1535 junto a Francisco de Orellana descubriendo el río Amazonas. Cuenta José Miguel que pasaron tantas privaciones en la expedición por el río que se comieron hasta las suelas de los zapatos cocidas con algunas hierbas para no morir de hambre. Algunos autores hablan de que en esta casa vivió también Francisco Hernández Girón, enfrentado con su vecino Lorenzo de Aldana en las luchas entre el Virrey Blasco Núñez Vela y Gonzalo Pizarro. Hasta el Perú llevamos las contiendas intestinas entre los nobles cacereños.