«Resulta imposible cumplir con las medidas de prevención de la pandemia, como el lavado de manos, en lugares donde ni siquiera hay agua potable». Así lo explica Carmen Muro, presidenta delegada de la ONG_Manos Unidas en Cáceres. El objetivo de esta organización de la Iglesia es acabar con el hambre en el mundo, una tarea crítica porque basta mirar algunas cifras para ver la magnitud del problema, agravado por la crisis del covid-19, sobre todo entre los países más empobrecidos del Sur. Los 1.300 millones de personas que sufrían a principios de 2020 pobreza multidimensional (un 84% de ellas en Asia del sur y en África subsahariana), podrían aumentar en 500 millones por la pandemia.

Por ello, Manos Unidas acaba de presentar en Cáceres la edición 62º de su campaña ‘Contagia solidaridad para acabar con el hambre’, que pretende ayudar a las comunidades sin recursos a hacer frente a la situación actual, marcada por el covid, una pandemia que afecta más a quienes ya sufren la pandemia de la pobreza. «El hambre en el mundo es el reflejo de la desigualdad que existe, y para acabar con ambas resulta necesaria la implicación de todos en la construcción del bien común a través de la cultura de la solidaridad. Depende de todos y de cada uno de nosotros», subraya Carmen Muro. Por esta razón «es una urgencia, desde la política y la economía, crear condiciones de vida más humanas, centradas en la dignidad de cada persona y en el bien común», rubrica.

Las víctimas

Además, Manos Unidas se centra cada año en un proyecto específico, que esta vez será la construcción de un centro de acogida para niñas víctimas de tráfico humano y violencia de género en la isla de Mindanao, en Filipinas, donde las principales comunidades minoritarias --musulmanes y pueblos indígenas--, han sido históricamente privadas de sus tierras y recursos. En este contexto de conflicto quienes más han sufrido han sido las mujeres y los menores.

«Las niñas a las que atiende este proyecto provienen de hogares en lugares de enfrentamiento, con escasos recursos económicos y marcadas por la violencia física, psicológica y/o sexual. En algunos casos es en el seno de las familias donde se cometen los abusos. Otras veces las redes ilegales las emplean como trabajadoras domésticas en condiciones de semiesclavitud o como trabajadoras sexuales», alerta Carmen Muro.

Manos Unidas aportará 72.914 € para los gastos de la construcción del centro (el 29% del proyecto). Lo hará a través de su nueva campaña, que permitirá estas y otras ayudas siempre decisivas. En 2019 (último año con datos disponibles) se recaudaron 182.295 € a través de socios, donaciones y colaboraciones. Las aportaciones pueden realizarse en el Bizum 33439 o en la cuenta ES37 2048 1201 6630 0005 1687. También es posible contactar a través de los teléfonos 900811888 / 927 21 44 14.