En junio se cumplen 23 años desde que Jacinta Sánchez Fragoso abrió Inmobiliaria Cáceres en la calle Arturo Aranguren, y no ha conocido una temporada como la actual. «Si hoy entra un piso libre, mañana está alquilado porque existe muy poca oferta disponible. No hace falta anunciarlo ni subirlo a la web, ya hay personas esperando, nos llegan las peticiones a mayor ritmo que las viviendas», explica. Y pone un ejemplo: «Este piso de la avenida de la Hispanidad nos entró un viernes y el lunes a las diez de la mañana ya se había arrendado por 400 euros. Si hubiera más inmuebles, más se alquilarían», subraya.

Efectivamente. La pandemia ha contribuido por varias razones a disparar el ritmo de los alquileres, «y ahora mismo el número de viviendas libres es muy contado en la ciudad», indica el presidente del Colegio Oficial de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria de Cáceres (Coapi), Francisco Marroquín. En primer lugar, la crisis económica derivada del covid-19 ha motivado «que muchas personas con intención de comprarse un piso no tengan actualmente acceso a una hipoteca por sus circunstancias personales y deban optar por el alquiler», señala.

«Del mismo modo, quienes están en ERTE o han sido despedidos, o temen quedarse sin empleo, o han tenido pérdidas en sus negocios por los cierres decretados, en muchos casos no han podido afrontar el precio de sus alquileres anteriores, y si no han llegado a un acuerdo con los propietarios, se han visto obligados a buscar otra vivienda o local», relata el presidente. Todo ello ha provocado no tanto un repunte de la demanda, «que también», sino más bien «una fuerte tasa de rotación en el mercado del alquiler, que hace que la demanda sea continua».

Francisco Marroquín /presidente del Colegio de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria (SILVIA S.F.)

«Muchos de los que tenían previsto comprar un piso se han visto frenados por la situación (ERTEs, despidos...) y recurren al alquiler»

Jacinta Sánchez habla por boca de sus clientes: «Comprar hoy un inmueble es complicado, por eso muchos continúan con el alquiler. Claro que les gustaría destinar los 400 euros mensuales de la cuota a una hipoteca, y no a un arriendo, y además el precio de los pisos ha bajado, pero las condiciones de los bancos no lo ponen fácil: piden dos nóminas, trabajos estables y una disponibilidad del 20% de los costes porque solo cubren el 80%. Mucha gente no llega», revela la profesional.

La situación actual es puntual. En general la ciudad tiene de momento un parque suficiente para arriendo. Pero el frenesí de algunos inquilinos en busca de casas con más luz natural y terrazas por si hubiera nuevos confinamientos, la inquietud de los estudiantes por asegurarse buenas viviendas («los meses de agosto, septiembre y octubre han sido literalmente de locura, no duraban los pisos absolutamente nada», señala el presidente del Coapi), y la necesidad de otros arrendatarios de cambiarse a inmuebles más baratos (despidos, ERTEs...), todo ello ha disparado la actividad en las inmobiliarias.

Así están las cuotas mensuales

Y cuando el mercado se agita... también se agitan los precios. El alquiler medio ha experimentado un aumento en Cáceres. «Por ejemplo un piso en el centro de tres habitaciones con dos baños ha subido de 400 a 450 euros, o de 450 a 500; y en zonas más alejadas como Mejostilla se ha incrementado de 350 a 400, o de 400 a 450», precisa María José Mayoral, de Inmobiliaria Cáceres

«Es cierto que los precios suben por la propia dinámica del mercado. En las ciudades grandes, la demanda dispara la cuota mensual, pero aquí se contiene. Puede haber un 10% de incremento medio, incluso algunos inmuebles han bajado», indica Francisco Marroquín.

De hecho, desde el Coapi consideran que «no se está produciendo una especulación general e intencionada por parte de los propietarios», sino a veces lo contrario: «Muchos se dan cuenta de que el inquilino se va porque no puede pagar y ajustan el coste, porque prefieren que continúe», explica Francisco Marroquín. De hecho, «Cáceres se sigue moviendo en la horquilla de los 400-500 € mensuales para una vivienda de 3 o 4 dormitorios, amueblada y en el centro. El coste aumenta si tiene calefacción, aire acondicionado o plaza de garaje», matiza el presidente.

La zona más demandada continua siendo el centro, «porque en Cáceres abarca varias zonas y acumula numerosas viviendas», explica Francisco Marroquín. «La gente pide preferentemente el centro, también tienen mucha demanda Nuevo Cáceres y la zona del Rodeo. Y por las prestaciones de las viviendas, se solicita R-66, Nuevo Perú, Cabezarrubia y Mejostilla», detalla María José Mayoral. Las unifamiliares son más caras (desde un mínimo de 500 euros) por su tamaño y porque existen pocas en alquiler.

El perfil del arrendatario resulta muy variado pero destacan los profesionales de la sanidad, la docencia o la banca que han sido trasladados a Cáceres, también las familias (suelen ocupar las viviendas más amplias) y los estudiantes (pagan una media de 150-160 euros por persona en pisos cada vez con más prestaciones, sobre todo en la zona de la Cruz de los Caídos).

Jacinta Sánchez y Mª José Mayoral (SILVIA S.F.)

«No hace falta anunciar las viviendas, se contratan al instante. Si hubiera más, más se arrendarían»

«En el mercado inmobiliario, la compra y el alquiler son alternativos: si hay poca compraventa suben los alquileres, según las propias reglas del mercado», explica el presidente del Coapi. De hecho, los pisos que se han adquirido en los últimos tiempos «han sido como inversión, de 60.000 a 90.000 euros, para sacar el dinero de las entidades financieras en busca de más rentabilidad», destaca Jacinta Sánchez. «Por ello, muchos de estos pisos ya se destinaban al alquiler y así siguen», precisa Francisco Marroquín.

Pero la falta de un buen ritmo de venta de viviendas ha provocado una caída de los precios en Cáceres en torno al 9%, según datos provisionales ofrecidos por el responsable del Coapi. Y así viene ocurriendo de forma paulatina y continuada. La razón no es el covid, sino anterior, aproximadamente desde 2018. Según el presidente del Coapi, hay que buscarla en la falta de «seguridad política, jurídica y económica del país, que está afectando seriamente al mercado inmobiliario».