La Asociación Protectora Felina de Cáceres pide una investigación después de que en un mes hayan aparecido 21 gatos muertos con sospecha de haber sido envenenados. En su mayoría son gatos callejeros que pertenecen a colonias controladas y que han sido castrados. Han desaparecido otros tantos, que creen que también han podido ser envenenados, aunque por el momento no se han encontrado sus cuerpos sin vida.

El primero de ellos (una hembra) fue hallado por un joven en la calle Jerusalén, en Nuevo Cáceres, rodeado de sangre, un síntoma claro de envenenamiento. A pocos metros de él había otros dos gatos pequeños, probablemente sus crías, que estaban comiendo de una sustancia granulada que parecía ser matarratas. Sobre ella habían esparcido un líquido marrón que, según cree el colectivo, podría tratarse de algún tipo de alimento apetecible al gato, con el objeto de que comiera el veneno.

Solicitan ayuda al Seprona

Tras ellos fueron apareciendo el resto de los gatos en diferentes puntos de la ciudad, por lo que la asociación cree que el veneno se ha colocado cerca de las colonias. Han solicitado en varias ocasiones la intervención de la Patrulla Verde de la Policía Local pero, según la presidenta, María José Tejeda, o no han acudido a la llamada o, si lo han hecho, no ha servido para nada. Ante esta situación han registrado un documento en el ayuntamiento para exigir que se abra una investigación para esclarecer los hechos y, sobre todo, para evitar más envenenamientos. También lo han pedido al Seprona.

«Según el artículo 337 del Código Penal los gatos son animales domésticos, por tanto, causarles daño es delito. El ayuntamiento tiene responsabilidad sobre los animales sin dueño, incluidos los gatos de la calle. Tiene que alimentarlos, cobijarlos y protegerlos», recuerda la asociación.