Grababa a sus modelos a escondidas mientras se desnudaban para cambiarse de ropa y prepararse para la sesión fotógrafica. El Juzgado de lo Penal Número 1 de Cáceres acaba de condenar a un fotógrafo aficionado cacereño a dos años de prisión por un delito continuado contra la intimidad, en su modalidad de captación de imágenes por artificio técnico. Se trata de Luis Acha, director de la Fundación Mercedes Calles y Carlos Ballestero, quien, según la sentencia a la que ha tenido acceso este diario, espió a al menos a cuatro jóvenes que acudieron a su domicilio para hacerse fotos.

El fallo, al que se ha llegado por conformidad entre las partes tras reconocer el acusado los hechos, detalla que contactaba con las modelos a través de la red social Facebook para ofrecerles un reportaje fotográfico, que llevaba a cabo en un local que tiene en la ciudad de Cáceres. Una vez allí, las modelos accedían al vestuario para cambiarse de ropa y prepararse para la sesión, quedándose en muchas ocasiones desnudas porque se cambiaban incluso de ropa interior. Aquí, escondida entre varios enseres para que no pudiera ser descubierta, había colocado una cámara oculta con la que las grababa.

Fue una de las modelos la que se percató de la presencia de esa cámara, que enfocaba directamente a su cuerpo. La primera vez que la vio la giró para que grabara hacia otro lado pero cuando volvió al vestuario se dio cuenta de que el acusado había vuelto a colocarla enfocando hacia ella. La víctima contactó después con otras chicas que también se habían realizado reportajes con el acusado para comentarles lo ocurrido. Una de ellas, ante la sospecha de que también la hubiera espiado, concertó una nueva cita con él para comprobar la existencia de la cámara. Y así fue. Cuando entró en el vestuario observó la máquina con la luz roja encendida.

Tras la denuncia fue detenido por la policía, que encontró vídeos de las modelos tanto en la cámara como en el ordenador.