«Muchos no se atreven a salir con la bici a diario por no saber si pueden entrar con ella en determinados establecimientos», asegura Carlos Vivas Luengo. Este cacereño de 26 años es diseñador gráfico, fotógrafo y un apasionado de las bicicletas. Trabaja como mecánico en una tienda de bicis de Cáceres y en su tiempo libre es presidente de una asociación fundada por él mismo, Webike F.L, que busca promover el uso de este medio de transporte en la capital cacereña.

Durante el confinamiento de 2020 ha elaborado junto a Cristian, vicepresidente de la entidad sin ánimo de lucro, una página web con una guía de locales a los que acudir en bicicleta. «La idea es que si nos queremos tomar un café podamos dejarla en el interior del local», explica Carlos. «Quizá este tipo de iniciativas puedan hacer de Cáceres una ciudad más sostenible y así los habitantes puedan animarse a dejar de usar otros transportes», señala.

Carlos Vivas Luengo, propulsor de la iniciativa y fundador de Webike F.L./ C.G.N

Mucha gente no sale en bicicleta por miedo a no saber dónde dejarla cuando quieren entrar en algún establecimiento

En el listado de estos lugares bike friendly se encuentran una peluquería, un gimnasio, tiendas de ropa, cafeterías, restaurantes, un taller de bicis e incluso apartamentos turísticos. «Esperemos que la lista crezca y en poco tiempo sean muchos más», alienta así Carlos a que más establecimientos se sumen a la iniciativa.

Un sello ‘bike friendly’

¿Cómo localizar los locales bike friendly? Además del repertorio de lugares que recoge la página web de Webike F.L, una pegatina en la entrada del local identificará que se puede acceder con bici y estacionarla en el interior del mismo.

Paseando por la plaza Mayor, en la calle General Ezponda, en la puerta de una cafetería luce este distintivo. Se trata de La casa del goloso. «No utilizamos plásticos, entre otras cosas, y añadir un aparca-bicicletas también forma parte de la filosofía de nuestra empresa», cuenta Emilio Rey, gerente del local. «Ideas como esta hacen más viables la ciudad y contribuyen al medioambiente», explica.

Emilio Rey, gerente de La casa del goloso. / C.G.N

Este tipo de ideas forman parte de la filosofía de nuestra empresa. Ayudan a cuidar el planeta y, en este caso, a Cáceres

«Cualquier nuevo proyecto que apoye al comercio local siempre será bienvenido», opina José Javier Alcántara Grados, dueño de Cynara, una tienda de ropa que se encuentra en la calle Gil Cordero. «El perfil de mi clientela es joven y muchos optan por utilizar este modo de transporte. Además de que la tienda se encuentra en el centro de la ciudad y es más difícil encontrar aparcamiento». Este establecimiento ya permitía la entrada de este vehículo antes de colgar el sello, pero los clientes solían preguntar antes de entrar. «Lo cierto es que desde que está la pegatina la clientela pregunta menos y directamente acceden con la bici», señala José Javier.

José Javier Alcántara, responsable de la tienda de ropa Cynara. / Silvia Sánchez Fernández

Cualquier proyecto que sea beneficioso para darle un empujón al pequeño comercio cacereño es bienvenido

«¿Qué es esa pegatina?», le preguntan los clientes a Marcos Alfonso García, propietario de la peluquería y barbería Marco Benelli, ubicada en la calle Arequipa. «Tienen curiosidad y sí que se interesan por el distintivo», explica. «Hay gente que venía andando sin saber que podía dejar la bicicleta en un lugar seguro», cuenta. «Además, formar parte de esta guía también ayuda a los locales a tener mayor visibilidad. A los que se mueven en bicicleta les ha parecido una idea genial», apunta.

Marcos Alfonso García, propietario de la barbería y peluquería Marco Benelli./ Silvia Sánchez Fernández

Formar parte de esta guía también ayuda a los locales a tener mayor visibilidad

Sin embargo, bajo el punto de vista de García falta que los cacereños elijan más este vehículo a la hora de moverse. «Ahorras mucho dinero, no contaminas y ganas salud. Cáceres es pequeño. Tiene muchos pros», relata.

Antes de la pandemia, a través de Webike F.L organizaban rutas urbanas a las que solían acudir unas 30 personas, pero el virus lo paró todo y tuvieron que dar pedaladas por separado. «Voverán muy pronto», zanja con optimismo Carlos.