Joaquina comenzó a ejercitarse hace veinte años. «Una fisioterapeuta del centro de salud que se llamaba Conchi Ojalvo realizó entonces una gran labor en la Zambomba, porque nos unió a muchas personas para practicar deporte. Nos hablaba de su beneficio físico y psicológico», relata Joaquina. «Y es cierto, porque ese grupo seguimos adelante y otras personas que tiene los mismos problemas de salud están peor», subraya.

Por esa razón, Joaquina también acude a los paseos emocionales, «que además te aportan la convivencia con los compañeros, porque hablamos de un montón de cosas. Merece la pena que la gente lo sepa, que se apunte, que esto siga adelante». Y es que Joaquina no para: también camina por su cuenta todos los días, sobre todo por la Ronda Norte y por su barrio actual, Montesol, que le encanta: «Hay calles muy amplias, muchos parques y mucha juventud». Si no sale, «las piernas no me dejan descansar de noche». Y ella quiere estar en forma para su gran familia de tres hijos y seis nietos. «La vida es una lucha diaria», recuerda.