Hace tres décadas al aeromodelismo y a la aviación trabajaban para que el campo de vuelo de La Cervera se transformase en un aeródromo. Fue la historia de siempre, la de la aventura de un grupo de cacereños con una buena idea que chocó contra una pared. No se trataba de un aeropuerto, ni de ninguna excentricidad ni de algo imposible, solo de que la pista del campo de vuelo subiese un escalón para que La Cervera tuviese mayor tráfico, un foco de atracción que generase actividad en los alrededores de Cáceres. Pero ese muro llegó cuando esta idea resultó inviable por situarse La Cervera dentro de una Zona Especial de Protección de Aves. La Cervera cayó en el olvido.

Lo anecdótico o triste, según se mire, es que hace noventa años se estaba mejor que ahora. El campo de aviación, en lo que actualmente es el recinto ferial, llegó a ser un sitio de escala en viajes de pasajeros, pero su uso fue más militar y poco a poco del campo de aviación solo quedó el nombre, un hangar y refugios antiaéreos.

Dos errores de dos intentos. Hasta hubo un tercero, el más grandilocuente, cuando se anunció por la Junta la construcción de un aeropuerto internacional. Puede sonar a broma, pero ahí está la hemeroteca. Durante años no se había logrado tener un aeródromo y de repente se anunciaba la construcción de un aeropuerto internacional. La crisis de 2008 hizo que se volviese a poner los pies en la tierra, mejor dicho a enterrarlos porque el olvido del aeropuerto ‘fantasma’ coincidió con la paralización de cualquier intento de intervenir en La Cervera.

Ahora hay un cuarto proyecto, en las inmediaciones de la conexión de la autovía de la Plata con la carretera de Malpartida de Cáceres. Tampoco es nuevo, ya se intentó hace seis años y de esta ubicación se venía hablando con anterioridad a esa fecha. No salió entonces porque no bastaba con una declaración de impacto ambiental abreviada, sino que se necesitaba una ordinaria. Ya se han hecho los deberes y se cuenta con el estudio de impacto ambiental que se necesitaba, documento que está en exposición pública desde hace más de una semana.

Sus conclusiones se pueden calificar de todo menos de sorprendentes. En resumen, lo que viene a decir es que el sitio donde iba a ir el aeródromo cuando se paralizó la tramitación de su construcción por no tener todos los análisis ambientales reúne condiciones para que se ubique aquí esta infraestructura. Lo que en conclusión expone es que la ejecución y explotación de un aeródromo en este enclave no tendría una incidencia significativa sobre los espacios o zonas protegidas que están en las inmediaciones de esta ubicación (en las traseras del hotel Palacio de Arenales). La única excepción es la Zona Especial de Protección de Aves del complejo de Los Arenales, que de todos los sitios con alguna protección en los alrededores es «el espacio que, de forma indirecta, puede verse más afectado por el aeródromo», según el estudio.

Se vuelve al punto de partida en el que se estaba hace seis años, en el invierno de 2015. Durante 2021 solo se esperará a que salga la declaración de impacto ambiental que decida sí efectivamente en este sitio se puede hacer la dotación aérea o si se trata de una nueva tentativa de un grupo de cacereños que al final acaba chocando contra un muro.