El mal estado en el que se encuentra la plaza de toros la mantiene vallada desde hace más de un año. Fue necesario perimetrarla por riesgo de derrumbe de la cubierta, ya que las tejas han comenzado a desprenderse e incluso algunas han caído ya al interior del coso. El edificio, declarado Bien de Interés Cultural por la Junta de Extremadura desde 1992, lleva cerrado desde entonces y ya se anunció que no podría acoger ningún evento (ni taurino ni de otro tipo) hasta que se rehabilitara. Después comenzó la pandemia, por lo que, aunque se hubiera arreglado, tampoco podría haber celebrado ningún festejo por las restricciones sanitarias.

Han sido varias las ocasiones en las que se ha hablado de su mejora. De hecho el ayuntamiento acordó en el pleno de febrero del año pasado su reforma, tras salir adelante una moción presentada por el PP. Entonces el equipo de gobierno anunció que la afrontaría a lo largo de esta legislatura, que termina en 2023, pero hasta el momento no había encontrado fondos para la obra. Está presupuestada, según un informe realizado, en unos 36.000 euros.

Finalmente será la diputación la que pague la reforma tras firmar un acuerdo con el ayuntamiento. Para ello destinará 300.000 euros del plan Reactiva Obras (programa que pertenece al proyecto creado para hacer frente a los efectos del covid) correspondiente al ejercicio 2020. La obra se ejecutará a lo largo de este año, tal y como aseguró ayer el portavoz de la diputación, Álvaro Sánchez Cotrina. Ya se ha finalizado el proyecto técnico, que debe ser ahora evaluado por la Comisión de Patrimonio para su estudio y viabilidad.