Matilde, como la llamaban en Cáceres, fue encontrada abandonada en la barriada de Aldea Moret. Alguien dio el aviso al Refugio San Jorge de que entre unos matorrales una galga acababa de dar a luz a cuatro cachorros. Cuando llegaron, dos ya habían fallecido y los otros dos se encontraban escondidos entre los matorrales. Su madre estaba muy asustada. Sospechan que la perrita, según explica la gestora de la perrera, Laura Varaldi, había sido utilizada para la caza, pero la abandonaron porque estaba coja de una pata. Ya no les valía para acudir a las monterías.

Una vez que consiguieron capturarlos, los voluntarios del Refugio se los llevaron a los tres a la perrera. Y los tres han encontrado ya un hogar. Los cachorros han sido adoptados por una familia de Italia y Matilde ha terminado en la casa madrileña de la periodista Susanna Griso, conductora del programa de actualidad ‘Espejo Público’, que cada mañana emite Antena 3. Para Griso y su familia ahora se llama Kali.

Desde el refugio San Jorge enviaron a esta galga a la Asociación Alba, una protectora de Madrid, muy cerca de Alcalá de Henares, con la que colaboran a menudo. Suelen llevar allí a los animales que creen que pueden tener una mayor salida de adopción porque este colectivo madrileño cuenta con una mayor red de contactos. Un día Susanna Griso acudió de visita a esta protectora y allí estaba Matilde. Se enamoró de ella, así que decidió llevársela primero en acogida y probar la convivencia. Pero terminó adoptándola.

«Ha sido una experiencia muy bonita. Es una perra que venía con muchos miedos, le tiene mucho miedo a los hombres», explica la periodista en una entrevista realizada en la protectora madrileña. Dice que cuando va a tocarla se piensa que la va a agredir. «La estoy entrenando, a veces le tiro comida para que busque y desarrolle el olfato y su primera reacción es pensar que la vas a apedrear. Tiene todavía muchos traumas», asegura Susanna Griso.

Debido a esos miedos, Kali (como ella la llama) se hacía sus necesidades en casa, porque temía salir a la calle. Ha tenido incluso que quitar todas las alfombras de la vivienda. Pero insiste en que la experiencia está siendo muy gratificante. Salvo cuando se les escapó: Un día, mientras daban un paseo, se asustó por el ruido de unos petardos y estuvo una semana desaparecida. A través de la difusión en redes sociales (se compartió incluso aquí en Cáceres), consiguieron encontrarla.

En estos momentos en el refugio San Jorge hay 75 animales esperando un hogar (120 en la protectora madrileña). Desde el confinamiento se ha reducido notablemente el abandono y han crecido las adopciones. «La gente se ha dado cuenta de la compañía que hacen los animales cuando estás solo y valora mucho más la libertad. Creo que se ponen en lugar de los animales que están detrás de las verjas de las jaulas, así hemos estado nosotros en casa, por eso hay más empatía en liberarlos», apunta Laura Varaldi.