Pleno. Las cuatro estaciones depuradoras que tiene Cáceres superaron límites establecidos en la legislación para el tratamiento del agua residual. Hasta ahora habían sido dos o tres de ellas y siempre la de la cuenca oeste, pero las cuatro es una novedad. En los análisis que pasaron por la junta local de gobierno celebrada el pasado 9 de abril el resultado fue que en todas algunos de los parámetros de depuración sobrepasaron los límites permitidos por la Confederación Hidrográfica del Tajo o por el real decreto que establece las normas aplicables al tratamiento de las aguas residuales urbanas. Las muestras se cogieron en marzo.

En las primeras semanas del año se estaban salvando las estaciones del polígono industrial de Capellanías y la de Arroyo-Malpartida, pero en los análisis que pasaron por la junta local de gobierno del 9 de abril todas incumplen . En la de Capellanías es el parámetro de Demanda Biológica de Oxígeno. Lo mismo pasa en la del barrio de la estación de Arroyo Malpartida, que es la más pequeña y la más nueva. En las otras dos, en la principal de la carretera de Torrejón el Rubio y en la de la cuenca oeste, al parámetro que se incumple en las anteriores se suma el de Demanda Química de Oxígeno, además en la primera se añade a la lista la superación del límite de sólidos en suspensión.

En el caso de la estación de Torrejón el Rubio, en la misma junta local se informó del resultado de una consulta realizada al jefe del servicio de Inspección Municipal, que achacó a un vertido no localizado, consideró que de gasoil por su olor, el motivo por el que los parámetros de salida de la estación de tratamiento se hubiesen superado, necesitándose varios días «para conseguir que entrasen dentro de sus valores normales» con la excepción del nitrógeno, «que no puede cumplirse con la instalación actual», según la consulta.

Aunque es el órgano gestor de la cuenca, la Confederación Hidrográfica del Tajo, el que puede sancionar al ayuntamiento por los vertidos, es también el ministerio, el de Transición Ecológica, de este organismo el que debe dar la solución con la financiación de lo previsto en el anteproyecto de saneamiento y depuración de las aguas residuales de Cáceres.

El procedimiento para renovar el actual sistema de depuración de aguas residuales se inició en 2015. Hasta el pasado año no se aprobó por la dirección general de Agua del Ministerio para la Transición Ecológica el anteproyecto de saneamiento y depuración de las aguas residuales de Cáceres.

DOS PROBLEMAS / El anteproyecto tiene que dar solución a dos problemas graves que tiene la ciudad en la depuración de sus aguas. Uno son los vertidos contaminantes al cauce de la Ribera del Marco, arroyo que es el ‘río’ de la ciudad. El otro es la incidencia que desde hace tres lustros se arrastra por el funcionamiento inadecuado de las dos estaciones depuradoras que tratan las aguas residuales de los barrios del oeste, la de la cuenca oeste, junto a la carretera de Malpartida, y la de Capellanías, ninguna de las dos cumple con los parámetros de los vertidos establecidos en la normativa, según se recuerda en el informe del servicio de Inspección Municipal que se presentó para el anteproyecto.

De momento solo se cuenta con un anteproyecto. El paso siguiente será la licitación del concurso de proyecto y obra. Para el primero se calcula un plazo de 6 meses y para la segunda otros 36, además de medio año más para el periodo de puesta en marcha. El presupuesto de ejecución material se calcula en el anteproyecto en 59,6 millones de euros, mientras que el importe total, sumando gastos generales, beneficio industrial e IVA, es de 86,3 millones.

La estación que siempre ha sido más problemática es la de la carretera de Malpartida, que presta servicio a los barrios del Junquillo, Cabezarrubia, Vivero, Castellanos y Macondo. Las deficiencias en la estación de la carretera de Malpartida se dan desde el inicio de su entrada en servicio en 2003. El agua que vierte tras su tratamiento incumple con los límites máximos en la emisión de sólidos en suspensión y en otros parámetros de contaminación, según los resultados de los informes que se redactaron para analizar la situación de esta depuradora. En 2011, cuando se quiso pedir responsabilidades por esta estación, inaugurada en 2003, se concluyó que «no puede alcanzar rendimientos» en la eliminación de la contaminación del agua residual superiores al 60% porque «el sistema empleado no es adecuado para aguas residuales urbanas». En 2013, el TSJ de Madrid ratificó que el ayuntamiento tendría que pagar un canon de vertido superior por esta depuradora.

Esta estación se construyó junto a otras dos, la de Capellanías y la de Aldea Moret, para recoger el agua residual de la cuenca oeste de la ciudad. El futuro de esta edar y de la de Capellanías pasa por lo que ocurrió con la de Aldea Moret: transformarse en estaciones de bombeo que elevan el agua hasta la red de saneamiento para llevarla a la estación de la carretera de Torrejón, cuyas instalaciones se tienen que renovar y ampliar, según se plantea en el anteproyecto de saneamiento.